Los hombres que conspiraron, lucharon, pelearon, para la construcción de la Patria, no buscaban nada para sí, trabajaron incansablemente por crear un lugar bajo el cual el sol de la Libertad brillara más, El sol de la Libertad que da abrigo al hijo bueno, que da calor a la semilla que crece bajo su amoroso cuidado.
Los grandes hombres que conspiraron, lucharon, pelearon, para la construcción de la Patria, estaban claros en cuáles eran y cuáles serían los principios y guías que debían normar la vida en nuestras sociedades: respeto al derecho ajeno, recordar permanentemente que somos los demás de los demás, que nuestro derecho, el tuyo, el mío, termina donde comienza el de nuestro compatriota más humilde, que debemos ser gobernados por leyes justas, equilibradas, que beneficien a todos por igual y no se inclinen en favor de un grupo, de una clase.
Esos grandes hombres eran hombres como todos los hombres anteriores a ellos, como sus coetáneos, como los que nacieron y vivieron luego, con una sola y grande, inmensa diferencia, el sol sale para todos y aunque usted lo discuta, pase lo que pase, mañana saldrá el sol.
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La angurria, el afán de tener, de atesorar, de abarcar más allá de lo que permiten las agallas de cada uno, nos separa de manera definitiva y los grandes hombres que conspiraron, lucharon, pelearon, para la construcción de la Patria, son colocados fuera de lugar, son los que no trabajaron para sí, los que siempre pensaron que la Patria es altar, no pedestal, para dar fortuna a los ambiciosos personajillos cuyas malicias, amarres y la combinación de fortunas mal habidas, les permiten crear juntas de macos y cacatas que con toda suerte de diabluras se unen a empresarios contrabandistas y evasores de impuestos, sacerdotes y pastores corrompidos, vividores que embaucan con frases bien hilvanadas, soldados que deshonran la historia de las fuerzas militares que el pueblo espera sepan cumplir con su deber de salvaguarda de las fronteras aérea, marítima y terrestre, esos son los que buscan el poder por el poder mismo, los que van al gobierno a buscar fortunas para ellos y sus malvados amigos y compañeros.
Ese es el mismo panorama de siempre, políticos que creen haber hallado el Santo Grial, cuando llegan al Gobierno y se ven rodeados de tanta riqueza que les permite creer en su imaginación viciada y maligna, que hallaron la cueva de Ali Babá y buscan cuál de los 40 asientos le corresponde.
Es contra esa situación que tenemos que trabajar y es oportuno preguntar: Si tú, tú mismo, ¿qué haces? Para que dejemos lo malo como basura a la orilla del camino.