El reportaje publicado en el periódico “EL País”-21.08.23- pasó desapercibido para los gestores de bots y para los dueños de los albañales digitales. En esas madrigueras desconocen fuentes diferentes a las que sirven los arrendadores de la palabra, además, para la construcción de los andamios del paraíso poco importa la opinión adversa.
Alejandra Agudo es la autora del reportaje que nos concede otro récord mundial, similar al de los accidentes en carreteras: “Duquesa es el mayor vertedero a cielo abierto de América Latina y el Caribe y es el quinto del mundo, después de los que hay en Yakarta, Nairobi, Lagos y el Gran Parche (la isla de plásticos en el Pacífico)-.”
Los camiones vierten cada día 4000 toneladas de basura, pero ¡albricias! hay un plan para convertir ese lugar pestilente en un hermoso parque y el planeta verá el resultado. Cinco años es el término establecido, plazo similar al divulgado por el director del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre-INTRANT- para que el transporte en el Gran Santo Domingo y en Santiago sea menos traumático. Los plazos coincidirían con el final del segundo mandato del presidente.
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Para algunos el momento del reportaje y de la declaración del director de INTRANT impidió el comentario. Había otros pendientes, otras diligencias para proteger funcionarios y ocultar errores, afán que interfiere la transparencia y la honestidad. El silencio oficial se ha convertido en escape, compite con la descalificación a quienes denuncian complicidades y embustes. Ahora pretenden acallar los reclamos pidiendo explicación para la explosión ocurrida en San Cristóbal con su secuela funesta. Atribuyen a necedad de corruptos el interés, aunque resulte inconcebible que transcurridos 15 días no exista informe de la ocurrencia. Sirve como agravante, que el gobierno nada ha dicho de la inclusión en la nómina pública de uno de los propietarios de la empresa recicladora Vidal Plast. La representación del Ministerio Público en San Cristóbal se atrevió a adelantar resultados de la investigación que intenta realizar para determinar responsabilidad penal en los hechos y mencionó a los directivos de la recicladora. Una semana después, una ejecutiva de Vidal Plast publicó su descontento con las imputaciones, demeritó al ministerio público y como si eso bastara, volvió el mutismo. Los muertos a sus tumbas y la caridad que se encargue de los damnificados.
La tormenta Franklin ahogó el caso. En medio del recuento de daños el director del COE, después de 18 años de servicio público, descubre en el presidente un mesías. Su admiración aumenta la profusión de lisonjas al jefe de estado. Ya es costumbre la alabanza. El Cambio no se inmuta con ese remedo anacrónico de culto a la personalidad. El clímax sucedió en la conmemoración del 160 aniversario de la Restauración de la República. El director de Efemérides Patrias, emocionado, proclamó en Santiago, “líder restaurador” al mandatario. La apología produjo aplausos parecidos a los de la claque sumisa fascinada con “el jefe”. Que nadie se sorprenda si hoy, con motivo del inicio del año escolar, alguien declara al presidente: “Padre de la Educación dominicana “.