La Habana — Un encuentro magistral de las dos trovas cubanas, la tradicional y la nueva. El cantautor Silvio Rodríguez y la legendaria agrupación Buena Vista Social Club se dieron una emocionada cita musical ante centenares de personas.
Con el fondo de una bandera cubana y en un escenario improvisado colocado al medio de una calle de La Habana Vieja, Rodríguez y el Buena Vista con la carismática Omara Portuondo al frente deleitaron el viernes por la noche a varios centenares de cubanos y algunos extranjeros.
“Es un encuentro entre grandes amigos, músicos y poetas de la vieja y de la nueva trova”, dijo a la AP Jesús `Aguaje’ Ramos, trombonista y director del Buena Vista, uno de los proyectos sonoros más emblemáticos de la isla, y al que vio nacer a finales de la década de los 90.
“Para mí es un orgullo trabajar hoy para todos los cubanos y con Silvio es además una gracia”, comentó Ramos. Arrancó Rodríguez y su guitarra con media docena de canciones, entre ellas “El reparador de sueños” y “Oleo de una mujer con sombrero” que arrancó el aplauso del público.
En los balcones de los viejos y descascarados edificios los vecinos se asomaban a los improvisados palcos o sacaban bancos donde se instalaban a ver el espectáculo callejero de luces y sonido; mientras los niños seguían atentos las canciones y aplaudían. Y abajo el público coreaba apasionado o bailaba.
Rodríguez fue galardonado esta semana con un Grammy Latino en la categoría de video corto por su canción “Ojos color Sol” junto a los puertorriqueños de Calle 13. Dos canciones del cantautor de fuerte contenido político sacudieron la escena: “Tonada del Albedrío” dedicada al comandante guerrillero Ernesto “Che” Guevara y “El Necio”, una profesión de fe revolucionaria de apoyo al modelo cubano.
Entre el público había banderas de países latinoamericanos y personas de muchos lugares, incluso estadounidenses.
“Era para mí un sueño estar aquí”, dijo a la AP Carlos Morales de 49 años, un estadounidense de origen nicaragüense residente en La Florida que hace algunos días se enteró del concierto en la página web de su admirado “Silvio” y sin dudarlo aprovechó la flexibilidad de viajes de un deshielo entre Cuba y los Estados Unidos para venir. “Valió la pena”, aseguró Morales, quien viajó por primera vez a Cuba y pagó 800 dólares por un pasaje de ida y vuelta de jueves a sábado que incluye hotel.
“La Habana es maravillosa”. Finalmente, el cantautor dio lugar al Buena Vista Social Club y a Portuondo con su límpida y potente voz mulata que sacudió y puso a bailar al auditorio. Vestida de blanco con un tocado en la cabeza de igual color, la octogenaria cantante interpretó los clásicos “Veinte años”, “Quizás, quizás, quizás”, mientras bromeaba con el público, a los cuales emocionó con “La era está pariendo un corazón”, del propio Silvio Rodríguez.
La orquesta también tocó su conocido “Chan Chan” y aunque no hubo dúo con Rodríguez, la gente desfrutó el espectáculo de entrada libre. “Me gusta la música de Silvio y del Buena Vista. Me encanta que hayan venido. íMire como baila la gente.
Hay alegría!”, exclamó Ursula Rodríguez, directora de un jardín de infantes a un costado del escenario y que sirvió de improvisado camerino a los artistas.
El proyecto Buena Vista Social Club emergió a finales de los 90, gracias a la idea del cubano Juan de Marcos González y el guitarrista estadounidense Ry Cooder de rescatar a algunos casi jubilados músicos cubanos con sus canciones típicas y su sabor de trova tradicional.
El primer álbum que llevaba el nombre de la banda ganó el Grammy Latino a la mejor interpretación tropical de 1997.
Un documental sobre la producción del disco, del alemán Wim Wenders, le mostró al mundo los rostros de los ancianos, muchos fallecidos como Rubén González, Ibrahim Ferrer o Compay Segundo. Actualmente la agrupación realiza una gira mundial llamada “Adiós Tour” con la que esperan despedirse de los escenarios.
Ya pasaron por casi toda Europa y hasta tocaron en la Casa Blanca en octubre pasado. “Vamos a retirarnos de lo que son las giras largas esas, pero uno no se retira nunca de la música, es parte de uno”, explicó el trombonista Ramos.
Este concierto del viernes por la noche formó parte de la llamada “Gira Interminable”, una iniciativa que ya organizó 70 presentaciones callejeras de Silvio Rodríguez por los barrios y lugares vulnerables de Cuba a donde cada vez toca y lleva músicos invitados