Simón Alfonso Pembertons, llamado “ Mago de la voz”

Simón Alfonso Pembertons, llamado “ Mago de la voz”

Simón Alfonso Pemberton Swanston fue dotado de una voz peculiar, irrepetible. Desde que fue descubierto cantando los números en el “bingo de la Feria” (Centro de los Héroes) pasó al hipódromo Perla Antillana a narrar las carreras de caballos y en esa labor estuvo casi medio siglo. De México, Venezuela, Panamá, Puerto Rico y otros países recibió ofertas tentadoras, pero confesaba que “salir de su tierra nunca estuvo entre sus planes”.

A pesar de su popularidad, inteligencia, exquisita dicción y personalidad polifacética era humilde, de trato afable e incansable trabajador. Demostraba excepcional preocupación por la educación de sus hijos, costumbre que debió heredar de sus padres ingleses.

Simón Eduardo, su hijo mayor, revela que en su adolescencia, cuando empezaba a salir por las noches, su padre no dormía hasta que este llegaba. “Generalmente son las madres quienes hacen eso, pero en mi hogar, era mi padre. Nunca olvido esa situación”.

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Un año antes de ser contratado por el Perla Antillana, en febrero de 1963, Simón Alfonso Pemberton se había iniciado en la narración a través de La Voz del Trópico, en su programa “Actualidad hípica”. Durante años también produjo ese espacio en Radio Continental y Radio Televisión Dominicana.

El estilo único, pintoresco, con que describía salidas y llegadas, avances y retrocesos de potros y yeguas, que además ejerció en el hipódromo Quinto Centenario, se hicieron costumbre en los hogares. Las familias se quedaban a verlo y escucharlo desde que anunciaba: “¡A correr fanáticos!”.

La calle

Por su simpatía, su popularidad, su vida ejemplar, fue que el Congreso Nacional aprobó la Ley 362-22, en noviembre de 2022, designando con su nombre la calle Recta Final del ensanche La Fe. Pero ya esa vía había sido asignada, justicieramente, al doctor Juan Manuel Taveras Rodríguez, el 16 de septiembre de 2019 por el Ayuntamiento del Distrito Nacional.

Consultado al respecto, el primogénito de Pemberton opinó: “Pienso que tanto el doctor Juan Manuel Taveras Rodríguez, como mi padre, ambos, son merecedores de dicha distinción. Pero si bien es cierto que los ayuntamientos tienen total autoridad para la emisión de resoluciones reglamentarias, estas sobreviven hasta tanto una ley la sustituye quedando sin efecto automáticamente, sin necesidad de mención especial”.

Agregó que “como en nuestro estado de derecho absolutamente nada está por encima de la ley, esta calle, mediante la Ley 362-22, aprobada por el Congreso Nacional, quedó designada con el nombre de Simón Alfonso Pemberton”.

Simón Eduardo habla con entusiasmo de su padre, al que profesa especial admiración. Manifiesta: “Ser considerado el mejor de habla hispana en su profesión, desde todo Centro y Sur América, haber sido el mejor en el idioma español, como decían sus compañeros narradores de todos los países hispano parlantes”, lo hacen digno de ese homenaje, pidiendo excusas “por la falta de humildad”, aunque expresa una realidad repetida por todos los que han escrito sobre Pemberton.

Rubén Darío Aponte escribió en su Historia de la locución dominicana que “mereció el reconocimiento internacional, considerándolo como uno de los narradores de mayor influencia en Centroamérica y el Caribe”.

Simón Eduardo significa que el mayor legado de su padre fue “ser querido por varias generaciones, gracias a su talento y, sobre todo, su humildad, siempre nos decía que la disciplina y amar lo que uno hace son los valores fundamentales para llegar a la excelencia”.

Dijo estar agradecido eternamente del padre que la vida le dio. “Nos educó, nos apoyó emocional y económicamente, nos dio todo lo que un niño, un adolescente, puede soñar y necesitar. Era amigo y padre a la vez. Definitivamente mucho mejor padre que narrador hípico”.

Y concluyó: “Era mi mayor orgullo ese dominicano que la gente quiere todavía”.

El Mago

Simón Alfonso nació en La Romana el 28 de octubre de 1935, hijo de Charles Pemberton y Agnes Adina Swanston. Estuvo casado con Grecia Pinard, con quien procreó a Simón Eduardo y Armando Alfonso.

El llamado “Mago de la voz”, pionero de la narración hípica, falleció en Santiago de los Caballeros el 15 de marzo de 2021.