En todos estos meses de pandemia ,hemos regresado a nuestras pasiones intelectuales que marcaron nuestra juventud durante los años de formación académica universitaria.
Nos hemos sumergido en la vida y obra de nuestras pasiones artísticas y literarias, con la obra excepcional de Simone de Beauvoir y releyendo dulcemente, lentamente y profundamente la novela “Los Mandarines” receptora en 1954 del Prix Goncourt, el más alto reconocimiento de la creación literaria francesa.
Simone de Beauvoir se comprometió en todos los campos de la vida, con una voluntad feroz, y una sed insaciable de libertad.
Pertenezco a una generación que tuvo la oportunidad de compartir con esta figura imprescindible del pensamiento libertario que dio espacio a la generación de Mayo del 68. Simone de Beauvoir supo animar, presenciar y aportar el pensamiento de la posguerra en todas las convocatorias de reflexión y acción para invitarnos a vivir y amar.
Nos enseñó el compromiso, la responsabilidad del pensamiento y la defensa de las ideas justas en todos los aspectos de la vida, supo actuar para que la libertad imperara sobre la necesidad.
Con dieciocho años, lo enfrenta todo, la pareja frente a la cual temía perder su independencia, la soledad , cuando se va a Marsella, como profesora de filosofía, hasta la movilización del 39 con el inicio de la guerra que la va a separar de Sartre.
En la novela “Los Mandarines” ella nos demuestra que su camino de vida y libertad es la literatura y efectivamente quién la quiera conocer tiene que leer a fondo el conjunto de su obra.
A los veinte años manifestamos pasión por esta novela porque ella es Anne, ANA, en esa búsqueda de la felicidad, de verdad, de compromiso y de vida.
Todas mis compañeras de pupitre de la Sorbonne, se emocionaron con sus Memorias, “Mémoires d’úne jeune fille rangée”, manifiesto de su combate de mujer para distanciarse de sus orígenes aristócratas, es indiscutiblemente el libro estupendo que nos regala una literatura magnífica con esa dosis de la palabra justa, exquisita, un fraseo impecable de quién concibe la idea con ética y estética, una narrativa que ya no abría un modelo de libertad, con ese impulso de buscar en una misma su propia opción de emancipación con luces universalistas, citamos y traducimos: “La literatura,,,, me aseguraba una inmortalidad que compensa la eternidad perdida, ya no había un Dios para quererme, pero encendería millones de corazones”….
Cuando escribe Los Mandarines, tiene cuarenta y seis años, en esta novela exclusiva que levantó tantas pasiones, nos plantea un nivel intelectual de una gran fuerza creativa, el contexto de la posguerra está totalmente humanizado a través de un conjunto de personajes que interpretan con un gran sentido de la escenificación el mismo sentido de la literatura en sus funciones individuales y colectivas, pero sobre todo en su rol frente al compromiso de los intelectuales y escritores.
En esta ambiciosa novela la escritora nos ofrece una fresca descripción de la Historia de la posguerra, invitándonos a una reflexión aguda sobre la implicación ética en la responsabilidad intelectual que llamaba en esos años a una nueva reconstrucción del mundo.
La atmósfera sicológica está muy presente a través de estados de ánimo múltiples y sutiles frente al duelo de los muertos de guerra, el estado de sitio de la Resistencia frente al nazismo, la reubicación de los partisanos resistentes frente a la reconstrucción de la sociedad.
Todos los personajes deben aprender el y del presente, para lograrlo tienen que volver a identificar los valores éticos, políticos y sociales .
Todos pensaban volver a la vida anterior de la guerra, más sin embargo tienen que replantearse sus vidas y asumir muchas desilusiones en todos los campos.
Se destaca en el conjunto de las situaciones una melancolía escrita con una dulce feminidad de una mujer que fue protagonista ciudadana en el conjunto de las situaciones , que, cuando las envuelve en escritura toman el valor de lo vivido y anhelado.
En el campo sentimental, Paula tiene la certeza que el amor de ayer se vuelve idéntico y más fuerte. En el corazón de Enrique ya no será así, éste piensa reencontrar su pasado en Portugal. Pero, lo que se evidenciará en ese viaje es… “su propio vacío, algo faltaba, ya no sabían lo que significaban las viejas palabras, felicidad, placer”.
A través de las parejas Paula-Enrique, Dubreuil-Anna, se teje todo el concepto libre de la relación amorosa , de la fidelidad, de la libertad sexual y del rol de complicidades libertarias en el amor visto como un valor de emancipación.
Ahora bien desde la perspectiva de su originalidad este libro tiene un valor extraordinario frente a todos los cuestionamientos sobre la literatura, su razón de ser, poniendo en escena, varios personajes de escritores, como lo son Henri Peron y Robert Dubreuil, que se enfrentan sobre la misma utilidad de sus obras, exponiendo diferentes posturas, exponiendo en los personajes de Dubreuil y Perron una literatura comprometida que invite al lector a posicionarse ética y políticamente, tomando conciencia, y otros escritores y escritoras que ya no se creen portadores de compromiso, para entenderlo basta tomar en cuenta el diálogo entre Anne y Roberto.
”Un libro de más o de menos en la tierra, no es tan importante. La situación es apasionante date cuenta es la primera vez que la izquierda tiene su destino en manos, es la primera vez que podemos intentar una concentración independiente de los comunistas sin el riesgo de servir las derechas, no vamos a dejar pasar esta oportunidad, la he esperado toda mi vida”…
Los planteamientos conceptuales sobre la necesidad de escribir aparecen claramente desde el principio de la novela que nos pinta todos los efectos sociales de la vida de los actores del existencialismo al terminar la guerra. Desde el inicio de la narración entramos en el tema “Mil juegos de aguas de color de arco iris danzaban en su memoria, antes de la guerra había habido tantas noches, en los cafés de Montparnasse, donde uno se emborrachaba con palabras y café con leche, en los ateliers con olor a pintura de aceite, en los pequeños dancings donde oprimía entre sus brazos a la más bella de las mujeres, Paula, y siempre al alba con rumores metálicos una voz dulcemente delirante murmuraba en él que el libro que estaba escribiendo sería bueno y que nada era más importante en el mundo”..
Volver a leer esta novela despu´rs de tantas relecturas en el mismo presente de pandemia, nos ha llevado a considerar el ayer , el hoy y el mañana y como los personajes que desfilan en nuestras páginas, entender con fuerza existencialista que nuestra primera conciencia y compromiso está en comprender el llamado inmediato de nuestro tiempo, ejercer el compromiso de responsabilidad individual para engrandecer la responsabilidad ciudadana.
Esta novela es inmensa por la intensidad de humanismo que encierra bajo todos los ejes necesarios, lo social, intelectual y político, pero también con un llamado de inteligencia humana como lo representa al psicoanalista Anne, intentando curar los dolores y sufrimientos del horror de las guerras y de las deportaciones. Curar y sanar para volver a la vida.
La novela es una joya de historicidad que nos ofrece todo el plasma de la pos segunda guerra mundial desde una puesta en espacio del por qué, y cómo el pensamiento existencialista en todas su vertientes plurales y abiertas desde la austeridad sartriana hasta la alegoría de vida camusiana fue una corriente de pensamiento libertador que con la brillante pluma de Beauvoir, la mujer fue el eje más agudo de la emancipación, por defender con sensualidad ,pasión y vida la libertad que selló todo el movimiento del feminismo hasta hoy, siempre con esa nota única que hizo entender al mundo la necesaria sutileza de la libertad.