Sin importar lo bien o lo mal que nos caiga Roberto Rosario

Sin importar lo bien o lo mal que nos caiga Roberto Rosario

Sahel José Abreu Santos

Roberto Rosario, el presidente de la Junta Central Electoral (JCE),  se ha convertido en el centro del debate en el país estos últimos días. Esta vez no tiene nada que ver con el tema de registro civil o resultados de las elecciones, es más bien por la cancelación del visado por parte del Departamento de Estado norteamericano en su pasaporte personal y oficial.

La manera en que se desarrolló este episodio es conocido por toda la población dominicana y fue informada por el mismo Rosario,  logrando, como era de esperarse,  distintas reacciones en la población que van desde indignación, asombro y  hasta alegría por parte de algunos que no son sus admiradores.

No cabe duda que el magistrado Rosario no es santo de devoción de un sinnúmeros de sectores sociales y políticos del país, pero estos sectores que promueven la bandera de la institucionalidad y la democracia en su discurso y accionar, deberían ser los principales en encabezar la cruzada de solicitar a su aliado de agenda , el embajador de los Estados Unidos, James Brewster, explicaciones concretas de lo sucedido.

Lo mismo cabe a los diversos congresistas que se han manifestado en contra de lo sucedido quienes deberían pedir detalles  al Presidente de la República, Danilo Medina, y al Canciller, Miguel Vargas, acerca de si es cierto que conocían la voluntad por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos de cancelar el visado oficial al Presidente de la Junta Central,  como ha salido en  la opinión pública.

El protocolo de emisión de un visado diplomático según lo establece la página oficial de la embajada de los Estados Unidos en el país consiste en llamar estas Visas G-1 a G-4 y pueden ser emitidas a diplomáticos y otros funcionarios de gobierno para viajes oficiales a los Estados Unidos. Para ciudadanos de República Dominicana deben ser enviadas a la Sección Consular de la Embajada de los Estados Unidos a través Ministerio de Relaciones Exteriores. Todas las solicitudes de este tipo de visas deben estar acompañadas de una nota diplomática. No dejando explícito el protocolo para la cancelación de la misma de un documento oficial entre las partes.

Todos reconocemos el derecho que tiene los Estado Unidos como nación soberana de aceptar a quienes quiera en su territorio, pero en el caso de Roberto Rosario puede tener efectos secundarios por los percances  pasados entre el presidente de la Junta y el embajador. La firme postura que Rosario mantuvo  a favor de un rígido cumplimiento de la sentencia 168 del Tribunal Constitucional, que estipula cuáles descendientes de padres extranjeros pueden adquirir la nacionalidad dominicana. Luego las trifulcas por el tema de las elecciones llegando a salir a la opinión pública, como chisme de barrio,  que en reuniones cerradas entre los dos distinguidos se dijeron de todo cada quien defendiendo su posición.

El presidente de la JCE divulgó que Estados Unidos no posee derecho a observar las elecciones de otro país sin antes cumplir los procedimientos establecidos en la ley electoral, como los mismos reglamentos que establece este organismo ya que “desde el momento en que lo haga estaría violando la soberanía de esta nación”. Cosa que no cayó bien en la embajada americana.

Existieron muchas otras declaraciones de ambas partes las cuales son bien conocidas por todos; lo que no es bien conocido por los diez millones de dominicanos, las organizaciones internacionales como ONG´s y los haitianos residentes legales e ilegales en este país,  son las razones que motivaron esta cancelación de visados en el pasaporte personal y pasaporte oficial como funcionario parte del conjunto de poderes del Estado Dominicano.

¿Qué jugada hizo el embajador Brewster para tener estos resultados? y ¿Cuál será la postura por parte del Estado Dominicano?,  reconociendo que Estado es todas las organizaciones como individuos que interactuamos en este territorio frente a esta situación, que no deja de ser dudosa no importando lo bien o mal que nos caiga Roberto Rosario.