#SinFiltros: De la crítica a la acción con liderazgo y asertividad

#SinFiltros: De la crítica a la acción con liderazgo y asertividad

Dayanara Reyes Pujols


Vivimos en una época en la que la crítica parece haberse convertido en una actividad cotidiana. Las redes sociales han facilitado que cualquiera exprese su opinión, ya sea positiva o negativa, sobre prácticamente cualquier tema, desde la política hasta las interacciones personales.

La crítica constructiva tiene su lugar; sin embargo, a menudo se convierte en juicio apresurado y comentarios desde la distancia, sin involucrarse en las soluciones o acciones necesarias para generar cambios reales.

Hace poco, me encontré en una situación que me hizo reflexionar profundamente sobre esta tendencia. Recibí una invitación para unirme a un grupo de trabajo comunitario o servicio. Los consejos que recibía siempre eran los mismos: «No te metas», «Es mejor no involucrarse», o «solo te traerá más problemas».

Al escuchar esas advertencias, me di cuenta de algo importante: la mayoría de las personas que me aconsejaban, nunca habían querido involucrarse, mayormente no vivían en comunidad ni se envuelven activamente en procesos. Siempre observan desde la distancia, criticando a los que sí intentaban cambiar las cosas. Esto me impulsó a tomar una decisión diferente: acepté la invitación.

¿Por qué decidí involucrarme? Porque comprendí que criticar desde afuera es fácil. Ser parte de la solución requiere un esfuerzo genuino. Si todos evitamos los retos difíciles por miedo a las críticas o al fracaso, nunca avanzaremos hacia un cambio positivo.

El liderazgo verdadero se trata de actuar, de tomar decisiones que puedan inspirar y guiar a los demás hacia soluciones en vez de criticar y juzgar a otros.

Es involucrarse en la resolución de problemas y comprometerse con el bienestar común, esa es la verdadera esencia del liderazgo. Implica tomar la iniciativa y guiar con el ejemplo, sabiendo que el camino hacia el éxito rara vez es fácil o perfecto.

Una parte crucial del liderazgo es la confianza. La mayoría de las críticas provienen de la falta de confianza, ya sea en uno mismo o en los demás. Muchas veces, cuando observamos un problema desde fuera, dudamos de las capacidades de los involucrados y esa desconfianza nos lleva a criticar. Sin embargo, al entrar al grupo, decidí confiar en que, trabajando juntos, podríamos lograr avances significativos.

Depositar confianza en los demás es una decisión poderosa. En lugar de esperar que las cosas fallen o criticar cuando no salen perfectamente, una actitud de confianza crea un entorno donde las personas se sienten motivadas a dar lo mejor de sí mismas. Esto es especialmente importante en un contexto comunitario, donde el trabajo en equipo y el apoyo mutuo son claves para alcanzar objetivos comunes.

Esa confianza también incluye reconocer que los errores son parte del proceso de aprendizaje. A menudo, evitamos involucrarnos por miedo al fracaso. El liderazgo efectivo implica aceptar que los errores nos enseñan valiosas lecciones. Confiar en el grupo y en mí misma para encontrar soluciones me ha permitido ser parte de un proceso constructivo, donde cada paso adelante es una victoria compartida.

La crítica destructiva cierra puertas, la comunicación asertiva abre el camino al diálogo y la colaboración. A menudo, cuando criticamos, lo hacemos porque no sabemos cómo expresar nuestras preocupaciones de manera que sean escuchadas y respetadas.

La comunicación asertiva se trata de abordar las situaciones de manera que todos se sientan escuchados y valorados. En lugar de enfocarnos en lo que está mal o en lo que nos frustra, la asertividad nos permite expresar nuestras ideas y emociones de manera clara y respetuosa, lo que a su vez fomenta un ambiente de trabajo o de comunidad más inclusivo y productivo.

Al final, lo que más me ha enseñado esta experiencia es que el mundo necesita más personas que estén dispuestas a actuar y menos que se limiten a criticar desde las gradas. Aceptar la invitación para unirme a este grupo fue mi forma de dejar de lado el juicio y la pasividad para ser parte de la solución. Fue un recordatorio de que, si realmente queremos ver cambios, debemos involucrarnos, liderar con confianza y comunicarnos de manera asertiva.

Liderar no siempre es fácil; requiere esfuerzo, valentía y la disposición de cometer errores en el camino. Es infinitamente más valioso que observar desde la distancia, criticando sin involucrarnos. Las oportunidades para liderar están en todas partes, y cada uno de nosotros tiene la capacidad de tomar la iniciativa, confiar en los demás y comunicarse de manera efectiva para alcanzar objetivos comunes.
La verdadera satisfacción proviene de participar activamente en la construcción de algo mejor.

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