Décadas han pasado, miles de millones invertidos, y el panorama de las cárceles del país, con excepciones, es el mismo: centros de confinamientos donde alrededor del 70% de los 25,711 privados de libertad han perdido su dignidad humana.
Hacinamiento, adolescentes abusadas sexualmente; 6,211 adultos con enfermedades infectocontagiosas, discapacidad móvil, trastornos siquiátricos y otras dolencias son parte del cuadro dantesco presentado ayer por la Oficina Nacional de la Defensoría Pública en su informe sobre las “Condiciones de Detección y Prisión de los Privados de Libertad” en República Dominicana, del año 2022.
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Mujeres y adolescentes
Elizabeth Rodríguez, coordinadora de la Comisión de Cárceles, consideró un “grave problema” que adolescentes en conflicto con la ley, y las mujeres, no estén separadas de los hombres en muchos centros carcelarios del país.
Dijo que les preocupa que en Centros Especializados para menores donde debe haber garantías, “se den situaciones a lo interno como en el de Santiago, donde hay denuncias de tres adolescentes abusadas sexualmente por otros menores de edad”.
Recomendó el cierre del centro de La Vega, donde dijo no hay condiciones para albergar a menores para su rehabilitación.
Con relación a las mujeres que en Nagua, Samaná y Salcedo, no están separadas sino en celdas dentro de la cárcel, igual que la de los hombres, dijo que constituye un grave problema, pues les permite tener contacto y ocurran situaciones como la de una reclusa que salió embarazada.
Llamó la atención de las autoridades sobre el caso de 638 internos mayores de 70 años, los cuales deben estar en otras condiciones; y de 553 que no han podido obtener su libertad por falta de recursos para pagar garantías económicas que entre todas ascienden a la suma de RD$1,881,000.
Situación general
Dormir en el suelo o en hamacas que ellos mismos hacen con sábanas porque no tienen camas; en los pasillos, en los baños o letrinas; el comedor, área de reflexión conocida como “la planchita”; y en la capilla, es común en la cárcel La Victoria cuya capacidad máxima es para albergar 2,000, internos y donde se alojan 7,608.
Otro ejemplo, es el Centro de Privación de Libertad El Seibo donde cantidad de los internos es cuatro veces más que la capacidad para 243 que tiene. Los dormitorios son tan estrechos que los presos no pueden estar de pie. Cada celda tiene un baño con una goleta arriba del dormitorio sin ventilación ni luz natural.