Sobre “La Democracia en América” de Tocqueville, o la Biblia política de los Estados Unidos

Sobre “La Democracia en América” de Tocqueville, o la Biblia política de los Estados Unidos

Rafael Santos, periodista y escritor.

La Democracia en América, es un libro interesante. Con una sobrecarga de sabiduría, que con el paso de los años, se ha convertido desde nuestro humilde punto de vista, en la “Biblia Política” de los Estados Unidos.

Su primera edición data de 1835, mientras la segunda en 1840, entre otras tantas que se han llevado a cabo con el correr de los años.

Desde el inicio de su lectura, nos sumergimos en sus profundidades, para en lo inmediato, y a la vez que vamos repasando páginas hacia la izquierda, ir comprendiendo algunas de las intríngulis de los que en términos políticos fundamentan las enseñanzas y la filosofía de vida de esa gran nación, que se llama, Estados Unidos de América.

Quien tiene por delante el citado libro, de la autoría del pensador, jurista, político e historiador francés, Alexis Tocqueville (nacido el 29 de julio de 1805), y al que sus estudiosos lo consideran como el “Padre del Liberalismo” y además de “Precursor de la Sociología Clásica”, se encuentra con diversas fuentes enriquecedoras, esas que nos señalizan el poder y el desarrollo actual que tiene esta gran nación.

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Este se podría decir, fue el producto de un largo camino recorrido y reflexionado en base a lo que el mismo autor bien pudo vivir, luego que en representación de una misión gubernamental de su patria, viaja a los Estados Unidos a estudiar su sistema penitenciario, en 1831.

Podríamos especular, que fue precisamente durante este su primer viaje a esta nación, en donde Tocqueville se dio cuenta de lo adelantado que lucía este país ante las demás potencias de esa época, todo esto, gracia a esas influencias de aquellos estados que se fundamentaron en un tipo de política muy avanzada.

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Portada del libro La Democracia en América.

Tal y como se aprecia a lo largo de la obra, podemos ver el esfuerzo colectivo que realizaron, no solo las llamadas élites pensantes, sino también, todo el conglomerado social para salir hacia adelante y posicionarse como una de las naciones más desarrolladas dentro del estrecho círculo geopolítico del llamado primer mundo.

Por ejemplo, casi al inicio del libro, entre las páginas 5 y la 6, en la parte introductoria, al lector se les dan ciertas pinceladas para que sepa de una vez y por toda, hacia donde se dirige durante el fascinante viaje por todo ese océano de conocimientos, que no solo tienen que ver con la política misma, sino además, con otros elementos de mucha relevancia para el desarrollo que en términos institucionales requiere toda nación que busque su perfeccionamiento, tomando como arma, el conocimiento.

“Instruir a la democracia, reanimar si se puede sus creencias, purificar sus costumbres, reglamentar sus movimientos, sustituir poco a poco con la ciencia de los negocios públicos su inexperiencia y por el conocimiento de sus verdaderos intereses a los ciegos instintos; adaptar su gobierno a los tiempos y lugares; modificado según las circunstancias y los hombres: tal es el primero de los deberes impuestos en nuestros días a aquellos que dirigen la sociedad. Es necesaria una ciencia política nueva a un mundo enteramente nuevo”.

En este libro, que además de los elementos reflexivos muy beneficiosos por cierto para entender el proceso evolutivo que en términos de desarrollo hoy día se exhibe en los Estados Unidos, también nos encontramos con historia, filosofía, antropología, su fortalezas, sus debilidades, pero sobre todo, con una serie de saberes que a todo lo largo y ancho de lo que es la tradición política norteamericana, nos obligan  a pensar, en que verdaderamente, y tal y como establece el mismo Alexis Tocqueville, estamos ante una gran nación que ha sabido anteponer los beneficios personales para sumar voluntades a favor del perfeccionamiento de la nación.

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“Norteamérica es el único país en donde se puede asistir al desenvolvimiento natural y tranquilo de una sociedad, en que es posible precisar la influencia ejercida por el punto de partida sobre el porvenir de los Estados”, página 29.

Al hablar de la justicia, desde la página 110 hasta la 123, en donde el consagrado escritor analiza todos y cada uno de los elementos que en este importante tenor ha hecho de los Estados Unidos, (con sus altas y sus bajas), una nación con fuertes cimientos en su estado de derecho, cuando de defender la patria, su honor y sus intereses se trata.

El papel que desempeñan los jurados dentro de los tribunales, el prestigio y el desprestigio social a la luz de lo que nos dicen sus antecesores tanto en Inglaterra como en Francia, considerada esta última como una de las grandes cunas de la política como ciencia, son de los elementos claves para entender con prontitud y justicia, el proceso evolutivo de los Estados Unidos del ayer, el de hoy, y tal vez de seguir las cosas como van, el del mañana…muy del mañana

Ahora bien, a partir de la página 125 hasta la 216, allí hay todo un manjar para los que como quien escribe gustamos del estudio de la política desde la perspectiva científica, de lo que es su régimen político tanto federativo como estatal, en donde estableciendo diferencias a través de la rigurosidad del análisis profundo, Tocqueville, le hace una exhaustiva radiografía a todo el sistema imperante durante la época.

Vale la pena decir para una mejor ilustración dentro del presente tema que nos ocupa, que muy a pesar de la distancia recorrida de más de 200 años de diferencia, a este sistema es poco lo que se le ha cambiado, aunque también es preciso señalar, que las exigencias de ese remoto ayer no son las de hoy.

A juzgar por lo que nos dice el autor de La Democracia en América a todo lo largo de sus casi 800 páginas, el grado de desarrollo que se observa en este país hoy día, se ha podido lograr gracias a la inteligencia y al despojo de los intereses personales de aquellos sabios proponentes que votaron esas leyes y que en su debido tiempo, a través de una ardua labor, formaron los cimientos de la institucionalidad estadounidenses, por lo que es poco con relación al tiempo transcurrido lo que se ha tenido que cambiar.

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Alexis Tocqueville.

Otros de los importantes temas tratados por Tocqueville, entre otros tanto que son de mucha relevancia, no solo para los Estados Unidos que es el modelo estudiado por el pensador francés, sino para el resto de aquellas naciones, no importa su ideología, son el de su sistema de partido y la forma en la que el pueblo es el que gobierna según su concepción (página desde la 219 a la 224).

También el papel de la prensa, (página desde la 225 a la 234), en donde este notable intelectual analiza la relación que existe entre la política, los partidos del sistema y la sociedad en su conjunto, resaltando, en varias ocasiones, la soberanía de este importante elemento en el proceso evolutivo de la citada nación.

En definitiva, podríamos decir, que estamos ante una obra de gran trascendencia para el estudio no solo de la política de los Estados Unidos, sino de nuestras naciones, de nuestras diversas estructuras sociales, de nuestras culturas, esas las que todos aquellos que por alguna razón u otra leemos, investigamos, estudiamos o reflexionamos.

Es una obra sin desperdicio, en donde entre otros tantos temas, tal y como expresáramos en líneas anteriores, su mayor fuerte es sobre la política como ciencia de manera básica y la cual tenemos que leer y escudriñar, pues en la misma se analizan múltiples valores desde las perspectivas de un hombre que nacido en otra gran nación, se dedicó al estudio de manera muy profunda de lo que es la sociedad estadounidense.

De manera pues, que en las páginas de esta monumental obra, el lector encontrará todo una inmensidad de conocimientos, en donde además de la cultura y el pensamiento político de los Estados Unidos, se estudian también aquellas naciones que de manera directa e indirecta somos dependientes de los que algunos han llamado nuestros hermanos mayores.