En torno a los resultados de la delegación dominicana ante los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe que se llevaron a cabo en Veracruz, México, del 14 al 30 del pasado mes de noviembre, donde el país quedó en la quinta posición en el medallero, se han emitido diversas opiniones que sería necesario dilucidar en procura de la verdad objetiva.
Una vez concluido el evento, el presidente del Comité Olímpico Dominicano, Luis Mejía Oviedo, en declaraciones a los medios expresó algunos criterios que podrían considerarse contradictorios. Sin dejar de reconocer el apoyo gubernamental y del sector privado, advirtió que el deporte olímpico doméstico iría hacia atrás si no se aumenta la inversión del mismo.
El dirigente sorprendió al agregar: “Para estos Juegos, por ejemplo, Colombia tuvo una inversión más o menos de ocho o nueve millones de dólares y la nuestra fue de dos millones de dólares. No pretendo que eso se vea como excusa para prever resultados, pero quiero decir que el esfuerzo de nuestros atletas hay que verlo al doble.”
A todas luces pareció ilógica la comparación con Colombia y los recursos que ese país dispuso para la preparación y participación en el certamen, puesto que se trata a una nación de 48 millones de habitantes que casi nos quintuplica en ese renglón, cuyo presupuesto del Estado asciende a 203 billones de pesos colombianos (14.820 millones de dólares).
En la víspera de los Juegos el titular del COD anunció que esa entidad tenía proyectado alcanzar entre 90 y 100 medallas pero debido a diversas circunstancias tales vaticinios quedaron cortos, nunca por falta de recursos financieros.
Hay que subrayar que para este compromiso el Gobierno entregó partidas por un total de 153 millones de pesos. Esta ha sido la mayor cantidad de dinero entregado a una delegación nacional para asistir a un evento en el exterior. Dicha suma fue harto suficiente para cubrir los diversos aspectos del evento que conformó una abultada delegación de más de 600 personas, incluidos 450 atletas.
En la actualidad el entramado olímpico-federativo es el más privilegiado al recibir más del 50% de los recursos públicos para fomento y desarrollo, muy por encima del deporte en edad escolar, el deporte para todos, el deporte municipal y la recreación.
En nuestra entrega del 6 de noviembre, afirmamos que el principal valladar para que nuestro país no pudiese superar la anterior cosecha de medallas en Mayagüez (31 de oro, 37 de plata y 68 de bronce) sería la participación de Cuba, potencia regional que estuvo ausente en el 2010.
En esa ocasión quedamos en el quinto lugar. Los cuatros primeros lugares fueron ocupados sucesivamente por México, Venezuela, Colombia y Puerto Rico.
Dijimos que nuestra meta con la presencia de Cuba en los XII Juegos debería estar centrada en el quinto lugar en disputa con Puerto Rico. Y así ocurrió, quedando en el quinto lugar solo detrás de Cuba, México, Colombia y Venezuela, al totalizar 77 medallas, divididas en 20 de oro, 34 de plata y 23 de bronce.
El hecho de haber logrado el quinto lugar con la presencia de Cuba, México como anfitrión y las sólidas representaciones de Colombia y Venezuela, se puede afirmar que se hizo un digno papel, sin llegar a ser brillante colectivamente, aunque con varias actuaciones individuales y por equipos destacadas.
Quizás la opinión más coherente y sincera provino del Jefe de la delegación dominicana, José Luis Ramírez, quien se mostró satisfecho, pero aclaró que el país pudo haber sacado mejores resultados e hizo un llamado al movimiento deportivo para un revisión en el marco de un Congreso lo más pronto posible.
“No podemos seguir apoyándonos en cuatro o cinco deportes para obtener medallas, las federaciones tienen que elaborar verdaderos planes de desarrollo,” fueron las elocuentes palabras de Ramírez, además actual presidente de la Federación Dominicana de Karate, la disciplina de corte individual más éxitosa tras conquistar seis medallas de oro, 3 de plata y 1 de bronce. Reclamar más dinero sin una correcta planificación es como andar sin horizonte.