Solicitud indecente

Solicitud indecente

Claudio Acosta

Lo voy a decir “claro y pelao”, sin darle muchas vueltas, pues un asunto tan serio no puede tratarse con rodeos y medias tintas habiendo tantas cosas en juego.

Empezando por la memoria, el legado y la impronta que dejará en la sociedad dominicana como ser humano, funcionario público y político que fue Orlando Jorge Mera, asesinado vilmente en su despacho del Ministerio de Medio Ambiente por su amigo de infancia; una persona en la que confiaba, hasta tal punto que en nombre de esa amistad que creía sagrada rechazó la protección de los miembros de su seguridad para quedarse a merced, completamente indefenso, de su asesino.

Ese que ahora, tras cometer un crimen fríamente calculado del que esperaba escapar, como evidentemente tenía planeado, pretende contar en una rueda de prensa “la causa real que lo condujo a tan lamentable suceso” (palabras de su abogado), como si fuera un artista con mal genio que ofendió a la sociedad con sus necedades e impertinencias.

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Y como en justicia siempre se advierte sobre las consecuencias de sentar jurisprudencia, me parece muy mala idea considerar siquiera esa “inusual” petición, como la calificó la fiscal del Distrito Nacional Rosalba Ramos, quien le pasó la papa caliente a Yeni Berenice Reynoso para que ofrezca su opinión.

¿Se imaginan ustedes lo que pasaría si se le permite a cada confeso asesino contar en los medios de comunicación su versión de la historia, las razones o sinrazones por las que mató a alguien que, precisamente por su culpa, no puede defenderse de sus imputaciones ni llamarlo mentiroso?

No pido que la imaginación de la Directora de Persecución de la Procuraduría alcance para tanto, pero sí que tenga un mínimo sentido de decencia para recomendar que no se le permita a ese señor volver a matar a Orlando con la complicidad, amarga paradoja, del sistema de justicia responsable de juzgar con imparcialidad a su asesino.

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