Solidaridad con la tragedia del Norte

Solidaridad con la tragedia del Norte

José Miguel Gómez

El Norte vive en S. O. S. Las personas aclaman por auxilio. Han perdido vidas, casas, electrodomésticos, camas, alimentos, ropas, animales, etc. Se encuentran incomunicados, sin agua y sin alimentos; viven el pánico, la desesperanza, la impotencia y las frustración de ver los ríos crecer y romperlo todo: puentes, carreteras, tierras, árboles, propiedades, parcelas, en fin, todo en el Norte ha sido afectado. Las fuertes lluvias y el desborde de los ríos, más el desagüe de la presa de Tavera han puesto de rodillas a varias comunidades. La desobediencia del hombre contra la naturaleza, el desafío por décadas; ahora le ha tocado a ella cobrarse con creces y de forma furiosa sus daños. La pena es que siempre pagan los más vulnerables, los más pobres y las gentes que viven excluidas y de forma marginal al lado de cañadas, ríos, zonas de peligros y lugares vulnerables.
Contra la naturaleza no se puede. Pero el hombre no aprende: corta los árboles, escava los ríos, contamina el ambiente, sigue haciendo carbón, construye casas y caminos por donde el agua transita. El hombre suicida el medio ambiente y, ante la escasez del agua no se detiene a pensar en futuras generaciones. El egoísmo es tal que destruimos la flor y la fauna del presente y del futuro. Y aun así, hacemos poco. Pero siempre la naturaleza se revela. Alguien dijo: “a la naturaleza se le vence obedeciéndole”; ahora ha puesto a una región en S.O.S. Son decenas de comunidades inundadas, incomunicadas y destruidas; viviendo y sufriendo una tragedia poco vista en los últimos años. Comunidades y familias que lo han perdido todo; cuando digo todo, es todo; lo pobremente acumulado por décadas: su casa, los ajuares, sus ropas, sus documentos y sus animales. Ahora son más pobres y más vulnerables, luego vendrán las enfermedades, el volver a empezar y volver a soñar. Pero sólo no podrán; sólo no podrán construir casas, labrar sus tierras, comprar ajuares, animales, ropas y alimentos, etc.
El Norte necesita ayuda por mucho tiempo, por largas horas y de forma permanente. Es una verdadera tragedia humana y existencial. Hay que expresar una solidaridad sintiente, palpable, que le devuelva la vida, la alegría, la esperanza, la compasión y el valor por la vida y la felicidad. El acompañamiento debe ser prolongado y de forma presencial, para que vean, sientan y olfateen las ayudas en todas las dimensiones. Necesita de todo, y de forma urgente. Volver a la funcionabilidad, encontrarse con animales, reparar casas, o poder construirla, tener agua y alimentos, créditos para accionar en sus tierras, y poder comprar los ajuares es vital para superar el duelo; vivir la Navidad, sentir la solidaridad, el altruismo y la mano amiga del Estado, del sector privado, de la sociedad civil, de los partidos políticos, de los militares, bomberos y de todo el dominicano de aquí y de allá, de los de a pié, y de los del confort.
El Norte vive la tragedia del pánico, el dolor, la pérdida y el sufrimiento colectivo. Es una tragedia humana provocada por la naturaleza. Se espera que aprendamos todo del trauma. Que el acompañamiento sea humano, afectivo, inclusivo y bien cohesionado, pero sobre todo que llegue de forma equitativa y justa para todos y todas. Recordar que lo correcto y lo humano se practica aunque no nos vean. Cada dominicano que pueda apadrinar una familia; debe hacerlo con compasión, con altruismo por Puerto Plata, Moca, Nagua, San Francisco de Macorís, Santiago, Monte Cristi, para que reciban la mano amiga. Por el Norte y para el Norte. Por siempre y para siempre. Que viva el compromiso y el respeto con la madre naturaleza.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas