A pesar de la pandemia y sus secuelas, de todos los problemas históricos, y de los que día a día registran los medios y las redes, deseo comenzar el año soñando en mejorías.
Soñemos que para fines de 2023 en toda la República Dominicana la gente no tira basura en las calles, sino que la coloca en los zafacones y los ayuntamientos la recogen eficientemente.
Soñemos que los motoristas usan cascos protectores, transitan a velocidad adecuada, no llevan la familia en el trasero, no hacen tanto ruido y no son asaltantes.
Soñemos que los choferes públicos y privados se adhieren a las reglas del tránsito, respetan los semáforos, no brincan la fila irresponsablemente, y los agentes agilizan en vez de complicar el tránsito.
Soñemos que el Gobierno mejora la calidad de la educación pública, que el ministerio nombra maestros por su capacidad, los entrena bien, e involucra los padres a la escuela. Y, muy importante también, que la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) promueve la calidad educativa, no los paros.
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Soñemos que el Gobierno desarrolla el sistema nacional de atención primaria, mejora los servicios en los hospitales públicos y los médicos cumplen con sus obligaciones laborales.
Soñemos que en todos los barrios hay más agua y más luz a precios accesibles, y que se disminuye el robo.
Soñemos que el Ministerio de Medio Ambiente obliga las envasadoras de gas a ubicarse en lugares de poca población, controla la tala de árboles y protege las cuencas de los ríos y los parques nacionales.
Soñemos que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se convierten en instituciones honorables que el narco ni nadie puede corromper, que custodian bien la frontera, evitan el tráfico ilegal de personas, y protegen a la ciudadanía de la delincuencia.
Soñemos que la Cámara de Cuentas cumple cabalmente con su función de auditar las instituciones públicas y revelar dónde se cometen irregularidades; y, además, con información fidedigna, el Gobierno toma las medidas necesarias para sancionar a los funcionarios corruptos que violan las leyes y códigos de ética.
Soñemos que el sistema judicial funciona, los criminales son sometidos y sentenciados con las pruebas debidas, y que el soborno no prospera porque la ética judicial se impone al intento mafioso.
Soñemos que en todas las instituciones gubernamentales se asignan contratos de compra en función de las mejores propuestas, no por favoritismos.
Soñemos que la República Dominicana se convierte en una sociedad de mayores oportunidades de bienestar para toda la población, de mayor respeto a los derechos humanos y sociales, de mayor igualdad de género, de mayor responsabilidad ciudadana.
Soñemos que el país se propone reducir significativamente los embarazos en adolescentes con programas educativos efectivos. Así también se educe la pobreza.
Soñemos que el Banco Central publica no sólo que la economía creció, sino también cuánto se redujo la pobreza, cuánto disminuyó el desempleo y cómo se distribuyó la riqueza.
Dicen que soñar no cuesta nada. Hacer realidad estos sueños requiere de muchos esfuerzos en el 2023 y mucho más allá. ¡Animémonos!