México – El capo mexicano Joaquín «Chapo» Guzmán fue llevado inesperadamente el sábado a una cárcel de Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, para evitar riesgos de fuga ante las obras de construcción para reforzar la seguridad que se realizan en el penal en que estaba recluido, informó el gobierno.
El traslado de Guzmán no responde «absolutamente» en «nada» a un proceso de extradición o deportación del capo hacia Estados Unidos, donde tiene dos ordenes de aprehensión en cortes de California y Texas, por narcotráfico y homicidio, dijo a la AFP Eduardo Sánchez, vocero de la Presidencia de México.
En un comunicado, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) indicó que la repentina transferencia «obedece estrictamente» a «los protocolos de seguridad» y a las «distintas obras que se realizan» en el penal de máxima seguridad El Altiplano, donde estuvo recluido hasta el viernes, «para reforzar la seguridad».
«Chapo» Guzmán, considerado hasta su detención como el narcotraficante más buscado del mundo, se escapó en dos ocasiones de manera espectacular de cárceles de máxima seguridad mexicanas.
La transferencia de Guzmán fue informada «oportunamente» a los jueces que llevan su caso, indicó la CNS, que precisó que desde septiembre 7.400 presos del país han estado sujetos al mismo procedimiento. Sin embargo, José Refugio Rodríguez, abogado del capo, consideró que el traslado del «Chapo» es «ilegal» porque la defensa tiene «procesos iniciados para que no fuera cambiado de un lugar a otro».
El defensor, que ha dicho que Guzmán quiere acelerar su extradición a Estados Unidos, señaló que este proceso podría demorar hasta dos años.
El capo, capturado en enero pasado y recluido en el penal de máxima seguridad El Altiplano a 90 km de la capital, llegó en la madrugada al aeropuerto de Ciudad Juárez, fuertemente vigilado por unos 150 policías federales que llegaron poco antes en tres aviones de la CNS.
Cárcel segura. El «Chapo» fue trasladado en un helicóptero de la terminal aérea al Centro Federal de Readaptación Social N° 9, ubicado en el sur de Ciudad Juárez.
Aunque está cárcel no está clasificada entre las prisiones de máxima seguridad de México, tiene un área destinada a reos de alta peligrosidad y es «una de las más seguras», indicó un funcionario consultado por la AFP.
De acuerdo con reportes de la prensa mexicana, el penal de Ciudad Juárez se encuentra resguardado por militares, mientras que el camino que conduce a la cárcel también es fuertemente vigilado.
El exlíder del poderoso cártel de Sinaloa protagonizó en julio de 2015 una increíble fuga de la cárcel El Altiplano, de donde huyó por un túnel de 1,5 km que él mismo mandó construir desde la regadera de su celda hacia el exterior de la cárcel.
En 2001 el «Chapo» ya se había fugado escondido en un carrito de lavandería del penal de Puente Grande, en Jalisco (oeste), donde estaba preso desde 1993.
En marzo pasado, la defensa de Guzmán aseguró que el capo estaría dispuesto a declararse culpable en Estados Unidos a cambio de negociar una pena «relativamente razonable» y de ser llevado a una cárcel de mediana seguridad.
Los abogados de Guzmán se quejaron en los primeros meses de su reclusión de que su cliente estaba incomunicado y de que los custodios le impedían dormir más de dos horas seguidas, pero recientemente habían dicho que las condiciones carcelarias habían mejorado notablemente.
Las autoridades ya habían realizado mejoras en la cárcel, al reforzar los filtros de acceso que hay dentro del penal, así como el funcionamiento de cámaras, la seguridad perimetral, monitoreo de centros de mando y las condiciones de internamiento de reos. En el caso de Guzmán, incluso un perro entrenado degustaba los alimentos destinados para él para evitar que fuera envenenado.