Un centro médico se ha visto obligado a hacer un llamamiento a donar sangre para tratar a las decenas de víctimas del ataque
El atentado suicida contra la Policía en una mezquita en un recinto policial en el noroeste de Pakistán causó ayer, lunes, al menos 59 muertos y 157 heridos, en su mayoría miembros de las fuerzas de seguridad, en uno de los peores ataques contra este cuerpo en la historia del país asiático.
Los últimos datos sobre el balance de víctimas que dejó el atentado fueron confirmados por el portavoz del hospital Lady Reading de la ciudad de Peshawar, donde ocurrió el atentado, Asim Khan, en declaraciones al medio paquistaní “Dawn».
El centro médico se ha visto obligado a hacer un llamamiento a donar sangre para tratar a las decenas de víctimas del ataque.
El atentado ocurrió hacia el mediodía en una mezquita en Police Lines, un centro residencial y de entrenamiento para policías, lo que explica el alto número de víctimas dentro de este cuerpo, declaró a EFE el comisionado de Peshawar, Riaz Mehsud. “A la gente de fuera no se le permite entrar en el centro”, remarcó Mehsud.
Los equipos de rescate siguen localizando a personas heridas de debajo de los escombros causados por la fuerte explosión, que tuvo lugar cuando la mezquita se encontraba especialmente concurrida durante uno de los rezos.
“Había más de trescientos fieles en la mezquita, y (el atentado suicida) tuvo lugar durante el rezo”, dijo a la prensa el oficial de Policía Muhammad Ijaz Khan a la entrada del templo atacado. El ministro de Defensa paquistaní, Khawaja Asif, reveló que el atacante suicida se encontraba en primera fila durante los rezos, y reivindicó que el Estado debe actuar contra los terroristas. “Es hora de que volvamos a combatir la guerra contra el terrorismo”, manifestó Asif.