Está sustentado en estudios publicados en revistas especializadas, cuanto más concentrado está en pocas manos, menor el crecimiento. Solo por esa verdad le sobra razón al gobernador del Banco Central, Lic. Héctor Valdez Albizu, cuando reitera lo que ha venido diciendo desde hace tiempo: la necesidad de pagar sueldos más altos para impulsar la demanda local y asegurar la sostenibilidad política.
Criterio que comparto, el tamaño del PIB aumentó 40.4% en los últimos siete años, y como no se derramó aumentó la concentración de riqueza en pocas manos. Lo evitaba el ajuste de salario nominal tomando en cuenta la inflación y parte del incremento de la productividad (PIB/cantidad de trabajadores), las estadísticas hablan, las compras de las familias y la inversión privada productiva fueron los factores que impulsaron la economía, en el periodo explicaron 85% de la demanda nacional.
Las decisiones de gasto de hogares e inversión de empresarios se favorecieron con el aumento del crédito como resultado de las medidas adoptadas por el Banco Central a final de julio 2017. En concreto la flexibilización que liberó recursos del encaje legal para canalizarse a sectores productivos y al consumo. Debe aprovecharse que veinte meses después de implementarse no terminan las respuestas positivas del corte expansivo, pero como son balas que se agotan, gobierno, empresarios y sindicatos de trabajadores deben aprovechar la coyuntura para cerrar un acuerdo que sea favorable para el crecimiento, ajustando el salario nominal de la manera mencionada, las familias deben ganar poder de compra.
Además, y por lo regular, la demanda externa neta no suma al crecimiento de nuestro PIB, en 2018 restó 1.7 puntos porcentuales por la mayor aceleración de las compras externas con respecto a las exportaciones de bienes. Mientras estas últimas crecieron 7.8%, es decir, 4.8 puntos porcentuales más que en 2017, las importaciones aceleraron 12.1 puntos porcentuales hasta una tasa interanual de 14.0%, explicando la contribución negativa de la demanda externa neta al crecimiento de la economía en 2018. La fuerte aceleración de las importaciones se debió, básicamente, a la mayor factura de combustibles, aumentó un 63.8%.
Mientras la historia sea que las exportaciones de bienes crecen menos que las importaciones, con celo debe preservarse el patrón de la economía, que las compras de las familias y la inversión privada productiva se mantengan como motores del crecimiento. Estoy seguro fue en lo que pensó el Lic. Héctor Valdez Albizu cuando reiteró la necesidad de aumentar los salarios. Se iniciaría un proceso de cambio de la tendencia negativa que trae la cuota de salarios en el PIB en los últimos años, acumulado representa un peligro para la sostenibilidad política y la paz social.
Finalmente, se debe tomar en cuenta el hecho de que se suman factores geopolíticos que amenazan el crecimiento global, por ejemplo, tensión EE.UU-Rusia y guerra de tarifa EE.UU-China. Responsables de divergencias en el crecimiento, la previsión de 3% en los Estados Unidos está en revisión a la baja, lo mismo sucede en China y en la Europa del euro que atraviesa serios problemas estructurales. Mientras el FMI y el Banco Central Europeo dando señales pesimistas sobre deterioro del contexto económico mundial, advirtiendo los riesgos y dilatando las subidas de los tipos de interés.