No sé si alguien pueda albergar dudas de que de lo que se trata es de intentar acorralar y denigrar a China y para ello se recurre a cualquier argumento que, manipulado, pueda servir a ese objetivo. En EEUU se ha desencadenado una agria histeria antichina ante lo que visualizan como una amenaza.
Ciertamente, en la postpandemia hay cosas que evidentemente han de cambiar, pero habrán de seguir las pretensiones obsesivas de hegemonía y ambiciones imperiales de dominación. Todavía el mundo se quiere manejar con mucho cinismo y doble rasero. En el colmo de la prepotencia se nos empuja hacia un borde peligroso del que puede no encontrarse la reversa. Intentar imponer posiciones a una potencia y tratarla como a países que se les maneja con menosprecio por su manifiesta dependencia geopolítica es, cuando menos, irresponsable.
El motivo ahora es la recién celebrada reunión de la instancia legislativa china y su órgano asesor político que normalmente se les llama “dos sesiones”, hemiciclo para aprobación de iniciativas legislativas. Ante la grave crisis en Hong Kong con manifestaciones que prácticamente han paralizado la ciudad, se ha adoptado una legislación para preservar la “seguridad nacional” en el ámbito de la ciudad autónoma. Observadores internacionales han sugerido que detrás de esas manifestaciones hay manos extranjeras, hasta ahora, que haya trascendido, no se han señalado elementos concretos pero si evidencias objetivas de una amenaza real al “status” chino de la ciudad. Medios internacionales se extrañaban que en las protestas de meses atrás se enarbolasen banderas norteamericanas, se ultrajasen banderas chinas y al himno nacional. Los disturbios se originaron, extrañamente, por una propuesta ley de extradición a China para quienes hubiesen cometido delitos en el continente y se refugiaran en la metrópolis. La ley fue retirada pero las manifestaciones continuaron.
Definidos como “prodemocracia” los manifestantes parecieran buscar otra cosa. China pretende garantizar el status autonómico de la ciudad como parte integrante de China.¿Por qué los que realmente estén preocupados por la situación no hacen un llamado a las “partes” a entenderse democráticamente sin azuzar? Hong Kong celebra elecciones multipartidarias parlamentarias y hace cuatro años ganaron la mayoría partidarios de las relaciones con China. Ahora tocan en septiembre y se busca un entorno que provoque un cambio de tendencia. El anunció estadounidense dejando de reconocer la condición de autonomía y, consecuentemente, las preferencias arancelarias buscan virar contra Beijing al empresariado hongkonés.¿Cómo reaccionarían países con problemas separatistas internos si medios internacionales avivaran esas aspiraciones? Recordemos que son muchos los que se encuentran en esa posición y enfrentan con energía la defensa de su integridad. ¿Cómo reaccionaría EEUU si se estimulasen tendencias independentistas en Puerto Rico, o California donde existe el movimiento “Yes California” – llamado “Calexit” – que dice aspirar a independizarse como algunos otros Estados,
Seamos realistas. Nadie puede pensar que China admita le desmiembren Hong Kong de su territorio. Detrás lo que hay es provocar una intervención china que permita victimizar a Taiwán y empujarlo a proclamar la independencia por lo que en las mismas “dos sesiones” se advirtió que ello significaría inevitablemente la guerra. Vacunémonos contra el coronavirus y el quebranto del derecho internacional.