GLENDALE, Arizona — Travis Kelce finalizó lo que describió como el mejor año de su vida con su segundo título de Super Bowl.
Esta vez a costas de su hermano mayor.
El tight end de los Chiefs terminó con seis recepciones y encabezó al equipo con 81 yardas y un touchdown para ayudar a Kansas City a borrar una desventaja de 10 puntos y vencer el domingo 38-35 a Jason Kelce y los Eagles de Filadelfia.
“Me acerqué más a mi hermano. Nos pudimos encontrar en la cima de la montaña”, dijo el menor de los Kelce. “No hay nada mejor”.
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Travis Kelce se puso emotivo cuando comenzó a hablar de su madre, Donna Kelce, quien brilló con luz propia durante la semana del Super Bowl. Apareció antes del encuentro con una camiseta personalizada, una mitad de los Chiefs y la otra de los Eagles, así como un par de zapatos con el número de Jason en el derecho y el de Travis en el izquierdo, aretes con los logos de cada equipo y un bolso con los números de sus hijos y un bordado de “Mamá Kelce”.
Evidentemente, ella no tenía favoritos.
Pero sólo podía haber un ganador.
Jason Kelce hizo todo lo que pudo para ayudar a que los Eagles sumaran otro Lombardi al que ganó en 2018. El robusto centro abrió el camino para que Jalen Hurts pasara para 304 yardas con un touchdown y corriera para 70 más y otras tres anotaciones, y colaboró para que los Eagles empataran el partido en el último cuarto con un touchdown y una conversión de dos puntos.
Los Chiefs tuvieron tiempo suficiente con el marcador 35-35 para que su estelar hermanito y Patrick Mahomes completaran la obra.
Y luego el número 87 intentó encontrar a su hermano en medio de la lluvia de confeti.
“En una situación así, no hay mucho que le puedas decir a alguien que quieres”, dijo Travis entre lágrimas. “Siempre bromeas y dices que quieres ganarle a tu hermano en el mayor de los escenarios, pero se siente raro.
“No hay nada que pueda decirle, salvo que lo amo y que tuvo un gran año, una gran temporada”.