Las dificultades iniciales en la ingente tarea de medir la demografía dominicana con acopio de datos sociales trascendentales deben ser superadas con máximos esfuerzos en el aspecto electrónico y apresurando el paso para que una parte de los censistas que muestra falta de destrezas en el manejo de equipos portátiles puestos en sus manos se familiarice en forma exprés. ¡Sorprendente! Como lo es que el trabajo de calle comenzara sin una previa sincronización plena de las conexiones llamadas a hacer fluir hacia el centro de las operaciones digitales un considerable volumen de informaciones pertinentes.
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Ha venido al caso programar la aplicación del empadronamiento para extenderse 14 días con posibilidades de prolongarlo en previsión de los tropiezos del comienzo y de algunos más que sobrevendrían por el caos urbano y la magnitud de muchos asentamientos humanos sumidos en la pobreza y a los que se penetra por tortuosos laberintos.
Está plenamente establecido que el país hará gran provecho de los hallazgos estadísticos para una mejor a planificación y ejecución de políticas económicas y sociales en materia de educación, salud y empleo, entre otros renglones, facilitando la proyección de inversiones públicas y privadas. El censo, que resulta promisorio a pesar de los tropiezos, aportará una radiografía que justificará con creces el gasto público que ha implicado y la utilidad de los perfiles poblacionales que respaldarán el desarrollo será duradera llenando un significativo vacío.