Este año Tallin ha sido declarada la Capital Verde Europea, en reconocimiento a sus iniciativas en energía sostenible, neutralidad climática, movilidad, economía…
Tallin es la capital de Estonia, país noreuropeo situado en el Golfo de Finlandia, en la región del Mar Báltico, y que cuenta con grandes extensiones de bosques y pantanos, más de 2.200 islas y 3.800 kilómetros de costa. Además de poseer un panorama culinario interesante, una historia milenaria y una conexión cultural con Escandinavia, Europa Central y Oriental.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es una de las ciudades medievales mejor conservadas del norte de Europa y su capital se ha convertido en la Capital Verde de Europa en 2023.
Tallin se caracteriza por la diversidad de sus paisajes y comunidades, que sirven de hábitat a especies raras de plantas y animales, según la Comisión Europea (CE), que le ha concedido este premio anual.
Tallin (pronunciado `táyin´, en español), tiene cerca de medio millón de habitantes y posee un límite costero ligeramente más corto (46 kilómetros) que su frontera terrestre (59 km). Su posición central en el Golfo de Finlandia le ha conferido importancia a la ciudad y a su puerto desde el siglo X, convirtiéndola en una de las principales urbes comerciales de la zona durante siglos, según la CE.
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Alta tecnología y conciencia ambiental
Actualmente, la economía de Tallin florece gracias a las tecnologías de la información, en un país, Estonia, que está considerado ‘el Silicon Valley’ del Báltico, asegura esta fuente.
Skype y Bolt son dos de las empresas más famosas que surgieron en Tallin, uno de los principales centros informáticos de Europa, albergando la Agencia de la UE para sistemas informáticos a gran escala y el
Centro de Excelencia de Ciberdefensa Cooperativa de la OTAN, según la CE.
Según esta misma fuente, el accidente geográfico más destacado del entorno natural de Tallin es su ‘klint’ báltico, un escarpe de piedra caliza, con su punto más alto de 48 metros ubicado dentro de los límites de la ciudad, mientras que las atracciones turísticas más visitadas de Estonia se encuentran en el casco antiguo de la ciudad, que se puede recorrer fácilmente a pie, según apuntan.
La ciudad ha adoptado la estrategia de desarrollo “Tallin 2035”, un ambicioso plan que aborda la reducción de las emisiones de carbono a la atmósfera, la adaptación al clima, la innovación, la salud, la movilidad, la biodiversidad, la economía circular, la energía sostenible y la producción de alimentos.
“Durante nuestro ‘año verde’ queremos implicar a ciudadanos y organizaciones para crear un mejor entorno vital”, afirma el alcalde de Tallin, Mihhail Kolvart.
La ciudad, que introdujo el transporte público gratuito para todos los residentes en 2013, aspira a que este transporte sea neutro en carbono (que emita la misma cantidad de CO2 de la que se retira por distintas vías) para 2035, y a que sus emisiones totales a la atmósfera tengan un impacto neutro en el clima para 2050.
Otro de sus propósitos clave es fomentar una economía circular, un modelo de producción y consumo que busca aprovechar al máximo los recursos materiales, alargar el ciclo de vida de los productos y reducir el uso de materias primas, reutilizar y reciclar los residuos.
Tallin cuenta con más de 2.100 hectáreas de zonas protegidas. Para este 2023 la ciudad está planificando una variedad de proyectos ecológicos para proteger el planeta y crear un entorno estable para las generaciones venideras.