Washington.- El presidente estadounidense, Joe Biden, autorizó este sábado una “respuesta inmediata” de Estados Unidos al terremoto de magnitud 7,2 que sacudió Haití, y que causó enormes daños en el sur del país.
Biden y la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, mantuvieron una videoconferencia sobre Afganistán con su equipo de seguridad nacional, en la que también recibieron información sobre el terremoto en Haití, explicó la Casa Blanca en un comunicado.
“El presidente autorizó una respuesta inmediata de Estados Unidos (al terremoto en Haití), y nombró a la administradora de Usaid (la agencia estadounidense para el desarrollo), Samantha Power, como la alta funcionaria estadounidense encargada de coordinar este esfuerzo”, señala la breve nota.
La Casa Blanca no precisó en qué consistirá esa respuesta y no aclaró si se enviará inmediatamente algún tipo de asistencia al país caribeño.
Los encargados de informar sobre el terremoto a Biden, que se encuentra este fin de semana en la residencia presidencial de Camp David (Maryland), fueron el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el asesor de seguridad nacional del mandatario, Jake Sullivan.
El sismo dejó una situación “dramática” y provocó “varias pérdidas de vidas humanas y (daños) materiales” en varios departamentos del país, el más pobre de América, dijo el primer ministro haitiano, Ariel Henry.
El terremoto se registró a las 08.29 hora local (12.29 GMT) al noreste de Saint-Louis du Sud, en el sur de Haití, y tuvo una profundidad de 10 kilómetros, de acuerdo con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, en inglés).
Esa agencia geológica asignó a este terremoto una alerta roja en su escala de daños humanos, que significa que “es probable que haya un alto número de víctimas y es probable que el desastre afecte a una zona extensa”, indicó en su página web.
“En el pasado, otros eventos con este nivel de alerta han requerido una respuesta de nivel nacional o internacional”, advirtió.
La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de EE.UU. (NOAA, en inglés) emitió una alerta de tsunami que posteriormente levantó, al determinar que había pasado la amenaza de que se produjera ese fenómeno caracterizado por olas gigantes.
En terremoto tuvo una intensidad ligeramente superior al sismo de magnitud 7 que en enero de 2010 dejó 300.000 muertos, igual cantidad de heridos y 1,5 millones de damnificados en Haití.