«The One», la búsqueda del amor perfecto a través de la genética

«The One», la búsqueda del amor perfecto a través de la genética

¿Qué ocurriría si una simple muestra de ADN fuese suficiente para encontrar a nuestra pareja ideal? Esta es la premisa de «The One», la nueva serie británica rodada en parte en España que estrena este viernes Netflix, donde ciencia y tecnología se mezclan con secretos y asesinatos para crear un atractivo cóctel.

«The One» se desarrolla en Londres en un futuro no muy lejano, en el que la empresa MatchDNA, con una prueba de ADN y un patrón basado en la genética de las hormigas, es capaz de encontrar a tu «match» (pareja ideal). Pero cuando un cadáver relacionado con la compañía aparece en el Támesis, salen a relucir los trapos sucios, las venganzas y las mentiras.

Pero también España, y más concretamente Tenerife, una de las Islas Canarias, es parte importante de la trama de «The One», y está presente desde las primeras escenas de la serie, rodadas en el flamante auditorio Adán Martín, diseñado por Santiago Calatrava, y donde la protagonista presenta su innovadora tecnología al mundo.

Del mismo modo que lo es la actriz española Jana Pérez a través del personaje de Sophia, una joven natural del pueblo guipuzcoano de Guetaria y afincada en Barcelona, que viaja hasta Londres para conocer a la pareja ideal que le ha asignado el innovador sistema.

TOQUES ROMÁNTICOS

La serie corre a cargo del creador de otros éxitos como «Misfits», Howard Overman, que explica en una entrevista con Efe que «The One» también nació de un «emparejamiento»: el de su idea de hacer un producto audiovisual sobre «cómo la ciencia puede mejorar la forma en que conocemos a nuestras parejas», con el libro homónimo de John Marrs.

Según Overman, la serie «es muy diferente al libro», pero comparten la misma esencia, que mezcla aspectos del thriller tradicional con diversas historias románticas entrelazadas a través de diferentes periodos de tiempo y múltiples personajes, en los que «cada uno explora un ángulo y tiene una experiencia distinta usando esta tecnología».

Uno de los puntos fuertes de «The One» es su protagonista, Rebecca (Hannah Ware), una joven genetista convertida en empresaria de éxito, que debe lidiar con sus «múltiples vidas»: la de haber inventado esta tecnología que la ha hecho rica, además de su propia historia personal y los errores de su pasado.

En palabras de Overman, Rebecca ha hecho «un pacto con el diablo y necesita dar a entender que los emparejamientos son perfectos y presentar eso con su propia imagen para vender la idea», aunque en el fondo su vida sea una mentira.

También destaca Kate (Zoe Tapper), la detective encargada de investigar el caso del cadáver en el río y las vinculaciones con MatchDNA; así como Hannah, una mujer felizmente casada que, movida por la curiosidad, pone a prueba la estabilidad de su matrimonio.

UN ARMA EN MANOS DE LA TECNOLOGÍA

Y esa era una de las «facetas» que Overman quería explorar en esta serie que puede atraer a los seguidores de «Black Mirror»: cómo esta tecnología es capaz de arruinar matrimonios y provocar divorcios masivos, ya que «no solo tienes la curiosidad por saber con quién estás emparejado tú, sino también con quién lo está tu pareja».

Para acceder al sistema de «The One», y descubrir la identidad de su pareja ideal, las personas necesitan mandar por correo una muestra de su ADN a la empresa, algo con lo que Overman plantea una reflexión sobre el uso de nuestros datos por parte de los gigantes tecnológicos y las aplicaciones de citas en la actualidad.

«Todos hacemos clic cuando entramos en internet y aceptamos cosas sin saberlo y perdemos el control sobre nuestros datos sin saber para qué van a ser utilizados», admite.

En «The One», el ADN proviene de personas de muchos países distintos y los emparejamientos se producen entre personas de diferentes nacionalidades, algo que Overman también buscó reflejar contando con un elenco internacional.

«Quería que hubiese una mezcla de nacionalidades en los personajes, que no fuesen solo actores británicos. Tenemos gente de España, de Brasil… y eso lo hace más real en un mundo globalizado», afirma.