LONDRES .— La primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, apeló directamente a los votantes el viernes para que respalden su acuerdo para el Brexit, mientras espera a ver si sus rivales dentro de su propio partido obtienen los apoyos suficientes para desafiar su liderazgo.
May respondió a las preguntas de los oyentes de un programa de radio un día después de prometer que seguirá en el cargo y supervisará la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Y no fue sencillo. Uno de los participantes dijo que la dirigente debería dimitir y dejar que un político más en favor del Brexit asuma el mando, mientras que otro la comparó con Neville Chamberlain, primer ministro en la década de 1930 que intentó apaciguar en vano a los nazis para evitar una guerra.
Pero May se aferró a su plan.
“Muchos que votaron ‘salir’ lo que querrían hacer es asegurarse de que las decisiones sobre cosas como quien puede entrar a este país sean tomadas por nosotros aquí, en Gran Bretaña, y no en Bruselas, y eso es exactamente lo que cumple el acuerdo que he negociado”, explicó.
La dirigente peleando por salvar su plan para el Brexit, además de su cargo, luego de que el borrador del acuerdo de divorcio entre Londres y Bruselas provocó la fuerte oposición de los políticos euroescépticos de su Partido Conservador. Los críticos sostienen que el documento, que contempla una relación comercial estrecha entre las dos partes, convertiría a Gran Bretaña en un estado vasallo, vinculado a unas normas comunitarias sobre las que no tendrá poder de decisión.
Varios legisladores conservadores están presionando para celebrar una moción de censura, con la esperanza de llegar a los 48 votos necesarios para convocarla. Si May pierde su puesto como líder de la formación, podría abandonar también el puesto de primera ministra
Dos ministros proBrexit dejaron el gobierno de May el jueves y un tercero, el secretario de Medio Ambiente Michael Gove, está considerando presentar su renuncia.
Una desafiante May dijo el jueves que abandonar su plan para el Brexit a poco más de cuatro meses de la fecha límite, el 29 de marzo de 2019, sumiría al país “en una incertidumbre grave y profunda”.
La crisis política provocó una fuerte caída del valor de la libra, que se cambiaba a menos de 1,28 dólares el viernes, cerca del mínimo alcanzado en la víspera y un 1,5% menos que 48 horas antes, por el temor de los inversionistas a que el país deje la UE en marzo sin un acuerdo. Esto podría suponer aranceles a las exportaciones británicas, controles fronterizos y restricciones a viajeros y trabajadores.