Con frecuencia, se confunde timidez con introversión y calificamos a las personas tímidas como introvertidas y viceversas, debido a las aparentes similitudes. Sin embargo, la realidad personal que subyace ante la timidez y ante la introversión, es de naturaleza distinta.
La introversión es un rasgo de la personalidad con bases biológicas y genéticas, es un factor tem-peramental; mientras, la timidez es un rasgo adquirido a través de ciertas experiencias, sobre todo de la primera infancia. Las personas introvertidas desarrollan habilidades sociales normativas, que no les afectan a nivel emocional, y tienen una regulación social que en ocasiones les permite tener un grado de independencia que llama la atención, además de que no sienten la necesidad de rela-cionarse con las personas con tanta frecuencia como lo haría una persona que no es introvertida.
En el caso de la timidez, sin embargo, lo que está detrás son altos niveles de inseguridad y miedo a ser evaluado, mientras que las personas introvertidas no dependen tanto de la aprobación de los demás.
Sólo apariencia, los introvertidos y los tímidos son caracterizados de la misma manera, ya que pueden tener conductas manifiestas que se parecen, tales como hablar poco o no tener mucha presencia pública. Sin embargo, la carga genética que determina la introversión es indiscutible, mientras que, en el caso de la timidez, si bien hay autores que plantean que hay una genética que predispone a la misma, los planteamientos más probados y aceptados son aquellos que reconocen la experiencia social como el factor más determinante de la misma.
Así como ciertas experiencias fomentan y refuerzan los rasgos de timidez, también se ha compro-bado que los niños que tienden a desarrollar este rasgo como recurso para protegerse de la ansie-dad o la angustia que les producen ciertas situaciones sociales, pueden encontrar alternativas adaptativas y asertivas si las familias los apoyan y fomentan en ellos habilidades para relacionarse con los demás. Algunos niños a los que se les proporcionan estos recursos, pueden incluso llegar a superar la timidez.
Los objetivos de la persona introvertida que se aleja por momentos de situaciones sociales muy activas y de la persona tímida que también lo hace, en esencia son diferentes. En el caso del intro-vertido, la soledad resulta un aprovechamiento de otras capacidades, y es buscada de manera voluntaria, planificada, con la intención clara de obtener algún fruto. Mientras que, en el caso de la persona tímida, el aislamiento es utilizado como una manifestación del mecanismo de evitación, y es utilizado para disminuir lo que percibe como riesgos o potenciales fracasos.
Del mismo modo, las personas introvertidas se caracterizan por disfrutar ese tiempo que pasan a solas, prefiriendo las actividades más sosegadas y tranquilas, tales como leer, ver tv. entre otras que satisfacen tanto su necesidad de tranquilidad como de reflexión. A las personas introvertidas se les hace más fácil ser buenos escuchando y piensan las posibilidades antes de tomar una ac-ción.
Las personas introvertidas se caracterizan por tener mayor contacto con sus vivencias internas, de hecho; estos procesos son de mayor interés que los eventos externos. Los Introvertidos tienden a ser más pacientes y perseverantes, y a mantener su autorregulación, controlando sus impulsos. Estas personas tienden a recuperar su energía en entornos tranquilos, suelen ser más minuciosos y por ende eficaces.
A los introvertidos no les agradan los lugares ruidosos. Suelen ser menos efusivos al celebrar sus logros, disfrutan de las conversaciones profundas, se concentran con facilidad, algunas veces pre-fieren expresar sus ideas por escrito, y suelen sentirse cansados después de salir, aunque la hayan pasado bien; por eso en las reuniones sociales buscan un espacio para estar a solas, pues los grandes grupos de personas les agotan. A la mayoría de las personas introvertidas les gusta que-darse en casa, por lo que no es de extrañar que luego de varias actividades tiendan a sentirse ex-haustos, recargando energía cuando están solos, energía que proviene de su interior.
Por otro lado, es importante tomar en consideración que es posible ser introvertido y tímido a la vez. En caso de que ambos factores se presenten en una misma persona, lo importante para ésta es distinguir cuándo se aísla por inseguridad y cuándo por preferencia. A su vez una persona con predisposición a ser introvertido, pero que desde la infancia estuvo expuesto a estímulos sociales dinámicos, puede tener una manifestación social en la que los rasgos de su introversión se perci-ban menos.
Las personas tímidas se sienten incómodas al estar cerca de otras personas, sobre todo al hablar, por ende, evitan el contacto social, mientras que, en el caso de los introvertidos, éstos más bien son reservados, y mantienen autorregulada la expresión de sus emociones. Por último, la timidez tiende a tener su base en el miedo, y muchas veces se presenta con ansiedad y/o nerviosismo mientras que la introversión tiende a ser una preferencia que encuentra en la soledad una fuente de disfrute y de desarrollo. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.