Toda el territorio de la Francia metropolitana se encuentra oficialmente en estado de sequía, después de que París y sus alrededores declararon este martes el estado de vigilancia por la falta de agua.
Este episodio de sequía se debe a una falta casi absoluta de lluvias en las últimas semanas. «Con un déficit de precipitaciones del 88 %, Francia ha sufrido el mes de julio más seco de su historia», destacó el ministro de Transición Ecológica, Christophe Béchu en Twitter.
Hasta 57 de los 96 departamentos del territorio metropolitano se encuentran en alerta roja debido a la falta de agua, y 32 en alerta naranja, según un comunicado del Ministerio de Transición Ecológica.
La crisis climática se considera la principal responsable de la modificación del «ciclo del agua», según el Ministerio, con episodios de sequía «más y más frecuentes», que comienzan cada vez «más temprano durante el año».
La sequía se ha agravado además por las dos fuertes olas de calor que han azotado Francia en las últimas semanas, con temperaturas récord en numerosas ciudades, y por la tercera que comenzó esta semana y afectará a casi todo el país.
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En amplias zonas de Francia hay restricciones en el uso del agua para el riego, el lavado de coches e incluso ha llevado a varios departamentos a emplear camiones cisternas para proveer de agua potable a algunas poblaciones, sobre todo en el departamento alpino de Alta Saboya, que se encuentra en alerta máxima.
Además, la sequía está causando daños severos en la agricultura en amplias zonas del país.
El Comité de Previsión y Vigilancia Hidrológica (CASH) se ha reunido para evaluar la situación hidrológica y estudiar los riesgos de la sequía en la Franca metropolitana este año.
Los episodios de sequía y canícula empeoran la sequedad de los bosques, lo cual facilita que los incendios se extiendan, un problema grave este verano en diversas partes de Francia.