Todo termina… todo pasa

Todo termina… todo pasa

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CANTARES
(Antonio Machado, de Proverbios y Cantares)
Versionado por Joan Manuel Serrat
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
(…)
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
(…)
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Queridos lectores, presento a continuación mi discurso de despedida como presidenta de la Academia Dominicana de la Historia para el período 2016-2019, que les haré entrega en varias partes. Fue presentado en el acto de entrega de las memorias de la directiva anterior y en la toma de posesión de la nueva Junta Directiva que presidirá José Chez Checo junto a un grupo de valiosos historiadores. He aquí la primera parte:

Señores miembros de la Junta Directiva saliente: Adriano Miguel Tejada, vicepresidente, Manuel García Arévalo, tesorero, Amadeo Julián, secretario y José Del Castillo Pichardo, vocal.
Señores miembros de la Junta Directiva entrante: José Chez Checo, presidente, Juan Daniel Balcácer, vicepresidente, Edwin Espinal Hernández, tesorero, padre José Luis Sáez, secretario y Raymundo González, vocal.
Señores miembros de número, entre los que se encuentran algunos expresidentes, miembros correspondientes, colaboradores, familiares, amigos todos.
Buenas noches. Una vez más nos reunimos en una calurosa noche de agosto para dar por finalizada una gestión y dar paso a una nueva Junta Directiva que asumirá las riendas de la institución durante los años 2019-2022.
Durante estos tres años la Junta Directiva que hoy finaliza, trabajó intensamente. Ustedes tienen en sus manos la memoria impresa que recoge en detalle todas y cada una de las actividades realizadas. Los números hablan por sí solos.
Mis palabras de esta noche son para decir, sencillamente, GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS. El filósofo chino Lao Tsé, el creador de la filosofía taoísta, decía acertadamente que “El agradecimiento es la memoria del corazón.» Afirmaba el pensador que el ser humano que buscaba superarse así mismo debía contemplar la vida con la mirada del agradecimiento. Agradecer por todo, por lo bueno y lo malo que nos puede ocurrir cada día. Cuando eres agradecido, decía, tu estado cotidiano será siempre de alegría, de paz y esperanza. La gratitud, planteaba el creador de la filosofía taoísta, es el reconocimiento jubiloso a la vida, pues invita a ser y hacerse consciente de la importancia de los demás. Y como decía Cicerón “La gratitud no es sólo una de las más grandes virtudes sino la madre de todas las demás”.
Quiero dar las gracias a todos los miembros de número que me eligieron como presidenta con un voto unánime. Aquel verano del año 2016 ustedes colocaron en mis manos un gran desafío, al ser electa como la primera mujer que asumía el cargo desde su fundación. Gracias. Fue un gran honor haberlo desempeñado. Confieso que en sus inicios lo asumí con aprehensión, pasión y alegría.

Toda mi vida he defendido, como maestra que soy y lo seré hasta mi último aliento, sobre la necesidad del trabajo colaborativo, de confiar en las destrezas de los otros, de respetar las decisiones de los organismos colegiados establecidos, de utilizar el diálogo y la delegación de responsabilidades como sistema de trabajo. Sabía que era difícil que se aceptara ese proceder en una sociedad y en una institución caracterizada por el verticalismo. Hace tiempo aprendí que es mejor y más efectivo el trabajo en equipo. Como dice el proverbio chino: “Si trabajas solo llegarás más rápido, pero si trabajas acompañado, llegarás más lejos”.

La Junta Directiva saliente es testigo de que TODAS, ABSOLUTAMENTE TODAS, las decisiones que se ejecutaron durante estos tres años, fueron discutidas en su seno. Incluso, en varias oportunidades, tuve que aceptar disciplinariamente la decisión de la mayoría, aunque no la compartiese.

Si pudimos realizar ese gran número de actividades y hacer tantas y diferentes cosas, fue, sencillamente, porque los miembros de número, correspondientes, colaboradores y amigos, dijeron que sí ante nuestras solicitudes: ya sea para que ofrecieran una conferencia, o nos sirvieran de profesores en uno o varios módulos de los cursos, presentaran una ponencia en los seminarios de historia local o hicieran la presentación de alguno de los libros que publicamos. Doy gracias a todos ellos. En la memoria están detallados sus nombres con sus participaciones específicas. Desde lo más profundo de mi corazón: GRACIAS.
Aunque todas las comisiones no fueron muy activas, algunas de ellas, sin embargo, sobrepasaron nuestras expectativas. Durante los tres años realizamos 9 seminarios en la misma cantidad de provincias. Este dinamismo fue posible por dos factores. Primero porque contamos con un coordinador dinámico y responsable que fue nuestro muy querido Edwin Espinal, quien no solo se desplazó por todo el país, sino que también presentó ponencias en casi todos los eventos. Y, en segundo lugar, porque en cada provincia había un miembro correspondiente, un colaborador o un amigo que asumió el reto de organizar el evento y conseguir fondos para su realización. Mis agradecimientos a los correspondientes Rafael Jarvis, Celsa Albert, Welnel Darío Féliz, Carlos Andújar, Juan Ventura, Reynold Pérez Estefan y Fermín Álvarez. Gracias también al activo colaborador Virgilio Gautreaux, y a los amigos Francisco Torres, Alfredo Urbáez y María Finke. Algunos de ellos no solo se ocuparon de organizar, sino que aportaron de sus propios recursos para cubrir ciertos gastos.

El Proyecto Historia General del Pueblo Dominicano, cuya idea comenzó hace más de una década está casi listo. Al iniciar nuestra gestión, faltaban 4 tomos, con el agravante de que dos de sus coordinadores fallecieron en el proceso: Frank Báez Everst y Emilio Cordero Michel. A pesar de las dificultades, pudimos concluir con tres tomos: el II, el IV y el VI. El Tomo III quedó preparado para irse a imprenta.

¿Saben ustedes por qué se pudo finalizar este acariciado proyecto? Porque hubo amor, pasión, entrega y trabajo, mucho trabajo. Roberto Cassá sacó fuerzas de todas partes para dedicarle largas horas a la revisión de cada uno de los capítulos. ¡Gracias de corazón, Roberto por este esfuerzo descomunal! Andrés Blanco hizo una magnífica labor de edición. Jesús Navarro los revisó con especial cuidado antes de ser enviados a imprenta. De justicia es de reconocer el gran esfuerzo y el gran empeño de los coordinadores Raymundo González y José Chez Checo. Ellos pusieron todo su entusiasmo y todas sus energías para que sus tomos pudieran ser realidad. A todo este valioso equipo, gracias, gracias, gracias de corazón.

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