Con el anuncio de la proximidad de la tormenta Dorian es de vital importancia para las empresas verificar que estén preparadas para proteger y mitigar los daños y perjuicios que pudieran afectar sus activos, el buen funcionamiento del negocio y la seguridad de sus empleados en el evento de una posible catástrofe natural.
En la reciente ponencia titulada “El Papel del Corredor de Seguros ante Ocurrencia de Desastres Naturales”, en el marco del Panel Conversatorio “Atención Ante Desastres Naturales” organizado por la Asociación de Corredores de Seguros (ADOCOSE), Enrique Valdez, CEO/Presidente de Marsh Franco Acra, declaró: “Es crucial para las empresas incluir en sus procesos un plan de gestión de crisis frente a posibles eventos climáticos que considere un espectro de 360 grados. De lo contrario, si la organización únicamente se concentra en riesgos transferibles, estará obviando un importante número de riesgos que atentan contra la productividad y reputación de la organización”.
Es en este punto donde gana vital importancia hacer una distinción entre pérdidas económicas directas e indirectas. En el contexto de un desastre natural, las pérdidas directas, se refieren a daños sufridos por edificios e infraestructura. Por su parte, las pérdidas indirectas, reflejan las pérdidas atribuidas al tiempo de inactividad del negocio y la disminución de gasto del consumidor. Estas pérdidas son capaces de propagarse dentro de la cadena de valor afectando hasta a las organizaciones no directamente impactadas por el fenómeno natural. Combinando todos los factores, las tormentas tropicales y los huracanes son una prioridad de gestión de riesgos para las empresas.
En el contexto regional, muchas empresas entienden que, con tener una buena póliza de seguro, reducirán de manera total el impacto económico que un huracán podría tener en su operación. Esta visión no toma en cuenta factores como los períodos prolongados de inactividad de los negocios, la fluctuación de su capital humano para manejar los impactos de la tormenta y la competencia por participación de mercado con empresas que vuelven a sus operaciones normales más rápidamente; Por lo que resulta claro que se necesitan de otras medidas y/o previsiones que ayuden a restablecerse.
Otro factor que las empresas pueden pasar por alto, al tratar de protegerse contra las pérdidas de ingresos, es la falta de consideración de cómo los desastres impactan a sus empleados. Estos tipos de riesgos no asegurables son de las consideraciones fundamentales de un plan sólido de mitigación de riesgos de huracanes.
“Es por esto”, agrega Valdez, “para hacer frente de una manera exitosa a cualquier evento catastrófico, se hace necesario que se ponga en práctica una cultura de gestión de riesgo, que abarque también todas aquellas exposiciones que no son asegurables. Clientes, aseguradoras y corredores somos parte de una cadena de producción, y cada eslabón debe ser fuerte para que toda la cadena sea fuerte”.
Para una guía sobre cómo prevenir y mitigar los riesgos frente a una catástrofe natural, visita el Centro de Recursos Para Huracanes de Marsh Franco Acra.