Definitivamente, el coronavirus ha impactado a todos los trabajadores en República Dominicana y las trabajadoras del hogar no será la excepción.
Ellas, que a principio de este año, según las informaciones del Banco Central en la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo, son unas 260,620 mujeres, de las cuales 253,286 eran informales y 7,334 formales, fueron algunas de las más afectadas en términos laborales y económicos durante las primeras semanas del COVID-19 porque fueron despachadas y no a todas se les pagó.
Y es que el empleador, según el Código de Trabajo en su artículo 50 y 51, no tiene ninguna obligación de pagarle el salario, por lo que las primeras semanas, las trabajadoras domésticas que fueron suspendidas de sus trabajos no cobraran los salarios que le corresponden, aunque ya luego el Gobierno anunció que las incluiría en las ayudas gubernamentales.
Otro problema es que muchas de las mujeres trabajadoras son extranjeras. Tal es el caso de Diana Ledesma, quien reside en San Cristóbal y no ha podido cobrar por carecer de cédula de identidad (sus tres hijos corren con la misma suerte). La empleadora a pesar de sentirse en obligación de pagarle no ha podido hacerlo porque también fue suspendida de su trabajo.
Sus vidas cambiaron y cambiaron para mal. Esto impacta bastante y para mal su vida. En el caso de Sarah Valdez quien también reside en San Cristóbal, ella cuenta como la pandemia ha cambiado su vida desde hace dos meses, cuando dejó de percibir su salario y, por ende, el sustento económico necesario para poder alimentar a sus tres hijos.
“Yo trabajaba desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde y ahora no tengo nada». Con esta expresión Sarah resume la pesadilla que se encuentra viviendo, ya que al no generar ingresos económicos necesarios para el sustento de su familia se encuentra al borde de la desesperación, además corre el riesgo de ser tirada a la calle, ya que vive alquilada.
“Lo peor es que no puedo salir a buscar empleo en medio de lo que estamos pasando, sólo le pido a Dios que esto termine de pasar y todo vuelva a la normalidad”, expresó Sarah.
Otra realidad igual de preocupante la vive Rosalba Jean, quien narra que le fue comunicado por sus empleadores que no podría seguir laborando en la residencia donde brindó sus servicios de limpieza por unos cuatro años.
Jean define el momento por el que está pasando como una situación terrible y que de no mejorar pues continuará sin poder llevar el sustento del día a día a su casa.
Manifestó además que “antes por lo menos en caso de quedar sin trabajo podía salir y hacer algunas cosas en varios hogares aunque no fuera algo fijo, mientras que ahora estoy viviendo por la misericordia de Dios”, dice.
Exclusión gubernamental en primeros días les afectó mucho. De su lado, Elena Pérez, Secretaria General de la Asociación de Trabajadoras del Hogar, expresó que desde la primera alocución del presidente Danilo Medina los trabajadores informales como ellas quedaron fuera de todas las medidas lo que les afectó mucho.
Aunque valoró que después la vicepresidenta de la República Dominicana, Margarita Cedeño, anunciara la incorporación de las trabajadoras domésticas al plan de ayuda “Quédate en casa” del cual muchas de estas han sido beneficiadas.
“Esto no soluciona todo pero nos ayuda en la situación por la que estamos pasando”, dijo Elena.
Reafirmó además su compromiso por seguir luchando por este grupo de mujeres de un sector que no tiene los privilegios laborales que se supone debería tener tales como un salario digno, pensión, seguridad social, entre otros.
El especialista
El abogado Amadeo Peralta indica que la situación de cuarentena ha mermado los sueños de muchas de estas mujeres que en su mayoría son madres solteras.
“Durante esta crisis sanitaria que afecta el país están sufriendo tanto las dueñas de las casas como las empleadas porque inmediatamente las trabajadoras fueron prácticamente suspendidas en sus labores muchas se fueron a sus casas desde que inició la primera cuarentena porque también tenían niños que atender», señaló el abogado en materia penal.