La presente coyuntura, caracterizada por una crisis sanitaria sin precedentes, reducción de los niveles de productividad y competitividad de la industria turística, restricción del flujo de remesas, disminución de la producción y exportación provenientes de las zonas francas, así como la pérdida masiva de empleos en todos los sectores productivos, permitirá conocer, medir y poner a prueba la capacidad y la habilidad del liderazgo político, empresarial, laboral, académico, profesional y social dominicano para trabajar juntos en tiempo de incertidumbre. Para encarar los efectos de la situación actual es vital trabajar juntos por el bienestar de todos.
En un momento de crisis como el actual, en el que la vida de los seres humanos y los medios de producción que generan riquezas están y estarán en riego por un período de tiempo incógnito, la vía más rápida y confiable para volver a la normalidad es trabajar juntos. Los líderes de los países más desarrollados deberán unir sus experiencias, sus esfuerzos y recursos para producir una vacuna que proteja la vida humana de los efectos nocivos del COVID-19, y que la misma llegue a bajo costo a los ciudadanos de los pueblos en desarrollo. Si todos los líderes trabajasen juntos, los efectos de los problemas mundiales fuesen menos impactantes en las condiciones de vida de los ciudadanos.
En República Dominicana, como en otros países del mundo que hoy sufren los efectos directos e indirectos de la pandemia COVID-19, la clave es trabajar juntos para buscar soluciones a los problemas que afectan la calidad de vida de millones de personas. Ante la magnitud y las dimensiones de la crisis actual, es imprescindible que el liderazgo dominicano, más allá de sus intereses políticos, económicos, académicos, laborales, profesionales y sociales trabaje de manera colaborativa y creativa a favor del bienestar de todos los sectores que integran la sociedad dominicana. Trabajar en equipo implica la coordinación de dos a más personas orientadas para el alcance de objetivos comunes. En momentos que el país está en crisis, la mejor decisión es que sus líderes puedan trabajar juntos, independientemente de los colores de sus partidos políticos.
En República Dominica llegó el momento de conocer y saber quiénes son los líderes políticos, empresariales, laborales, académicos y profesionales que piensan, deciden, actúan y hablan desde la perspectiva del bien común. En este marco de crisis sanitaria y económica, la sociedad dominicana espera que sus líderes asuman un comportamiento a la altura de los desafíos inmediatos que tiene por delante el país. Hay que crear las condiciones necesarias para establecer un verdadero gobierno de unidad nacional, en el que el dialogo sincero sea un eje transversal de alto valor agregado para la toma de decisiones estratégicas.
Por ejemplo, las autoridades que salen y las que entran el 16 de agosto del presente año a administrar los bienes comunes, así como los representantes de los sectores empresarial, laboral, académico y profesional, están compelidos a trabajar juntos para reformar el Sistema Sanitario, transformar la educación, recuperar el crecimiento de la economía, enfrentar la fragilidad institucional, dinamizar la generación de empleos decentes, eficientizar la calidad y alcance de la seguridad ciudadana, enderezar el desempeño de las cámaras de senadores y diputados. Además, el liderazgo nacional deberá trabajar junto para rescatar la credibilidad de las instituciones que forman el Sistema Judicial, entre otros viejos y nuevos problemas sociales, económicos y políticos.
En definitiva, hay que trabajar juntos para prevenir y enfrentar los desafíos, tal y como lo plantean Peter A. Prazmowski y Xavier Sala-i-Martin, en su libro Gazebo: “Estamos convencidos que sólo superaremos la fractura social, cuando los niveles de productividad conduzcan a mayores niveles de competitividad, que faciliten un desarrollo integral capaz incorporar a todos los sectores de la sociedad en sus beneficios. Porque no hay empresas exitosas en contextos vulnerables, y no hay país que pueda sostener en largo plazo un proyecto de Nación con sectores marginados de los beneficios de la modernidad”.
Como se ha dicho en reiteradas ocasiones y en distintos escenarios, el liderazgo dominicano tiene que trabajar unido con una visión clara de desarrollo, ya que es como ha dicho el Comité Ejecutivo del Grupo para la Productividad y Competitividad Nacional (GPCN): “Porque no habrá salida posible si lo que se propone no define un sueño colectivo, en el cual se sientan identificados todos los poderes de la sociedad y todos y cada uno de los dominicanos. El futuro luce incierto, pero al mismo tiempo abre posibilidades infinitas para convertir, por qué no, a la República Dominicana en un modelo de país para la región y el mundo por su nivel de desarrollo integral que lleva mayor prosperidad a todos sus ciudadanos”.