Juan Terrero 
JUAN TERRERO PÉREZ
Sí algo queda de idealismo en el sistema de partidos en la República Dominicana, más temprano que tarde será arrasado por el transfuguismo rampante que se da durante cada campaña electoral y que amenaza con destruir la creencia del dominicano en su dirigencia política.
Durante los liderazgos mesiánicos de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez, los partidos bajo su regia dirección se daban el lujo de exhibir sus bases compactas, y muy raras veces ocurrían disidencias, pero cuando surgían se atribuía a desavenencias ideológicas y programáticas; muy
pocas veces el móvil era el tema de una candidatura como alegremente ocurre ahora.
La actividad política ha devenido en un negocio descarado y sucio; donde los principios, la seriedad, la ética, moral y decencia anda de paseo. Ya la lealtad partidaria vale poco, ahora vale el que aporte más capitales sin importar procedencia. Así el país va por muy mal camino. ¡Dios nos proteja!
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