El caos del tránsito en las principales ciudades del país, especialmente en el Gran Santo Domingo, “sigue su agitado curso”, como solía decir el famoso “Rodriguito”, creador del legendario programa radial “El Informador Policíaco “en la década de los cincuenta del pasado siglo. Han sido inútiles los esfuerzos de las autoridades de AMET por apaciguar un poco el desorden y la anarquía existente en el tránsito vehicular dominicano.
Es imposible pensar siquiera que autoridad alguna puede organizar y dirigir la circulación de vehículos mientras exista un servicio de trasporte público tan desastroso e ineficaz tanto en el sector privado como oficial.
Al deficiente y medelaganario transporte vehicular público, se le adicionan los incontrolables y desafiantes motoristas quienes no tienen al igual que la mayoría de sus colegas choferes, ningún respeto por las regulaciones de tránsito vigentes.
En las últimas semanas, los agentes de AMET han estado muy activos en operativos tendentes a corregir violaciones a las disposiciones reguladoras del tránsito vehicular. Las multas a los conductores desaprensivos son correctas, pero las mismas deben aplicarse a todos por igual sin tener en cuenta clase o condición social.
Regular el caótico tránsito de Santo Domingo no es tarea fácil, se sabe que el grueso del sistema de transporte público, está en manos de sindicatos y cooperativas, manejados por muy eficientes empresarios del transporte cuyo sistema de defensa a sus intereses deja mucho que desear contribuyendo casi siempre a perturbar el orden público y la intranquilidad ciudadana.
¿Cuándo mejoraremos el caos del tránsito?, cuando comprendamos que guiar un vehículo es responsabilidad ciudadana de todos incluyendo a los anegados trabajadores del volante.
Esto será posible cuando respetemos las leyes y la autoridad las aplique con energía y decisión.
Cuando se comprenda que la cortesía no es un pecado sino una amabilidad. Cuando en fin, se tenga siempre presente la frase de Benito Juárez, “el respeto al derecho ajeno, es la paz”. Ahora que se habla de pactos para mejorar nuestra calidad de vida, reflexionemos sobre la posibilidad de un gran pacto social tendente a reformar nuestro sistema de circulación vehicular. Produzcamos un S.O.S al tránsito, con ello todos nos beneficiamos.