En Cuba no se sabía de la expedición del 14 de junio de 1959 hasta que Delio Gómez Ochoa, comandante del frente de Constanza, publicó sus memorias en 1998. El lugar donde se entrenaron los revolucionarios es desconocido, está abandonado, desierto, inhóspito, inaccesible. Cubanos y dominicanos lo confunden con uno donde se ha construido la Casa Ecoturística Mil Cumbres.
En el mapa histórico de Cuba no se hace referencia al hecho. Aparecen monumentos y sitios que remiten a personajes y acontecimientos acaecidos en el mismo entorno donde se prepararon los antitrujillistas para combatir en República Dominicana contra el ejército de Trujillo. En la misma zona estuvieron el coronel Caamaño y los hombres que le acompañarían en la guerrilla de 1973 y tampoco figuran en los llamados “Valores histórico-culturales” de Mil Cumbres.
Pedro de León Concepción realizó interminables viajes al área abriendo trochas, venciendo sol y calor, desechando piedras y malezas, internándose en tupidas vegetaciones que cerraban su paso, el de los “prácticos” y el del animal que montaba. Pudo visitarlo gracias a una carta que le expidió el doctor Elvis Rodríguez, director del Instituto de Historia de Cuba, pero está casi convencido de que sus idas y venidas eran notificadas a los organismos de inteligencia.
“Puede que se deba a razones de seguridad nacional. En esa zona existieron luchas “contra bandidos”, gente que estaba en contra del triunfo de la Revolución”, explica, pero lo cierto es que aquel patriótico suceso no sale aún en la prensa de la hermana Antilla ni en la mayoría de los libros de la historia, asevera, “porque al ser algo relacionado con la contrarrevolución se tienen limitantes con el acceso a los archivos y a testimonios”, manifestó.
El propio Delio Gómez Ochoa y el fallecido guerrillero Hamlet Hermann demostraron equivocación con el lugar, contrario a Mayobanex Vargas y Poncio Pou que lo describen correctamente en las obras que relatan sus vivencias.
“Mil Cumbres es un lugar muy amplio que da la impresión de cientos de cumbres. Hamlet aseguraba con una foto que me mostró que había estado de nuevo en el lugar” pero lo que reflejaba la imagen era el que los cubanos dan incorrectamente por el verdadero.
Agrega Pedro que acudió con Delio al lugar en 2014 “y también él está equivocado, cuando, como estratega militar del triunfo de la Revolución y enlace entre Fidel Castro y Enrique Jimenes Moya, fue con ellos varias veces, aunque no pernoctaban mucho”.
Cuenta que cuando Delio se refería a la casa donde estaba la oficialía, que era la de un general batistiano, “no encajaba para nada”, porque está en el sitio del alegado yerro.
“Las descripciones geográficas de Mayobanex y Poncio no se compadecen con lo que se dice actualmente que es el lugar”. Ellos citan ríos, relieves, bosque denso, algunos guajiros que se acercaban y les llevaban alimentos “y esos elementos no existen en el que han establecido los cubanos como verdadero”.
Hasta entre los mismos guías hay confusión: “Quienes nos llevaron en el primer viaje están equivocados porque están basados en el libro de Delio”. Gómez publicó una segunda edición en 2007.
Si el acceso fue difícil para Pedro, también fue complicado obtener información de los lugareños. “A los turistas no se les habla del tema porque en el mapa histórico de Cuba no está, el lugar se encuentra en una zona de reserva, protegida por guardabosques y a los que van les piden credenciales”. Confiaron en él cuando sus visitas se hicieron habituales.Pedro, historiador, ha estado varias veces en Cuba cursando maestría en
Estudios históricos regionales y locales en el Instituto de Historia de Cuba, enviado por el Archivo General de la Nación, donde es encargado de instrumentos de referencias y fue responsable del Proyecto de Investigación en Historia Oral y de la Sala de Usuarios. Es licenciado en educación mención ciencias sociales. Ejerce el magisterio desde hace más de 15 años y posee diplomado en Archivística. Tiene inconclusa la licenciatura en historia.
El tema de la expedición de junio le apasiona. Investigó en el Archivo Nacional de Cuba, en el Archivo Histórico del Instituto de Historia de Cuba y en otros de civiles y militares. Los historiadores Jorge Freddy Ramírez y Pedro Luis Hernández son oriundos de Pinar del Río, provincia que “han peinado, y desconocían el hecho. Solo después de Delio concatenaron información que tenían de entrenamiento de personal de Oriente y de movimientos extraños en la zona”. Le acompañaron en sus recorridos.
Decepciones y vergüenza
Pedro descubrió otras inexactitudes, se enteró de disgustos y decepciones de Jimenes Moya con algunos combatientes dominicanos y sintió vergüenza por el comportamiento de miembros del exilio. Pudo ver documentadas, además, órdenes drásticas de la inteligencia cubana y del propio Enrique contra estos.
Estuvo en los lugares emblemáticos de la estructura organizativa de los expedicionarios: la oficina de Jimenes Moya, el hotel San Luis, donde se hospedaban los expedicionarios, casas donde se alojaban las oficialías dominicana y cubana (Delio, Enrique y Roberto Fajardo Sotomayor, jefe del departamento de Entrenamiento en Mil Cumbres). También la iglesia donde se celebraban reuniones para la fundación del Movimiento de Liberación Dominicana.
“No pude llegar a la Casa de Celia Sánchez porque los militares no lo permiten. En esa casa Fidel, su hermano Raúl y Delio escogieron Mil Cumbres como zona de entrenamiento para los dominicanos”, expresa.
Quizá Cuba ha omitido los entrenamientos “porque durante muchos años negó o no quiso informar de la presencia de Caamaño”, infiere por un lado y respecto a la expedición de 1959 reitera: “Fue del dominio público en Cuba después de la publicación del libro de Delio, a excepción de los campesinos que sí sabían que no era la Guardia Revolucionaria que estaba entrenando”. No se había dado a la luz “por la implicación que tendría públicamente, ya que se decía que Cuba no estaba apoyando una intervención contra Trujillo y por la no apertura de sus archivos sobre situaciones político-militares desde 1959 hasta la fecha”, infiere.
Le impresionó la confianza de Camilo Cienfuegos hacia Jimenes Moya; es comprensivo con la actitud de René de los Santos, director del Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde ante el cuestionable comportamiento de Tomás Reyes Cerda porque entiende que este actuó presionado por exiliados cuyos nombres encontró en un reporte, y sintió vergüenza por el proceder del general Miguel Ángel Ramírez Alcántara que pese a estar en defensa de la liberación dominicana ofreció, según un informe, declaraciones contrarias a ese supuesto propósito.
Exclamó: “Sentí vergüenza. Fidel, Raúl, Camilo Cienfuegos, brindaron dinero, logística, apoyo militar y grupos dispersos no unificaron criterios de lucha, por el contrario, fustigaron, cuestionaron y hasta tomaron medidas para boicotear la expedición de 1959”.