Trastornos emocionales en Villas Agrícolas

Trastornos emocionales en Villas Agrícolas

José Miguel Gómez

La explosión en las instalaciones de la empresa Polyplas ha dejado pérdidas humanas, personas con heridas físicas, emocionales, psicológicas y colectivas. Pero sobre todo ha dejado una colectividad en duelo. Lo vivido allí, ha afectado a niños, adultos y envejecientes, donde cada uno de forma muy personal expresa su impotencia, su dolor, su angustia y desesperación; no salen del asombro y de la experiencia traumática de la tragedia que les ha cambiado la vida. Unos han perdido seres queridos, otros se angustian con familiares en estado de gravedad en un hospital; varios lesionados, heridos, pérdidas de trabajos, destrucción de casas, daños de todo tipo.
En cada tragedia, las personas quedan afectadas en todos los órdenes: físico, psicológico, emocional, circunstanciales y vivencial. Desde que se presenta una circunstancia traumática o desfavorable deben ponerse a funcionar todos los protocolos y servicios de intervención en crisis en la salud mental.
En la etapa aguda, cuando los servicios de emergencia socorren en diferentes direcciones; los servicios de Salud Mental empiezan a funcionar con respuestas de acompañamientos para organizar de forma focalizada: personas que han perdido a familiares, la asistencia a los traumatizados, escuchar y asistir a los familiares que viven la angustia de los desaparecidos, tranquilizar a las personas que están en estado de paralización, impotentes y disociados.
Por otra parte, poner en funcionamiento los protocolos de prevención a traumas psicoemocionales agudos y crónicos con la persona que han sido impactadas en el entorno de la tragedia. Cientos de personas de forma aguda presentan ataques de pánico, nerviosismo, confusión, bloqueo mental, no saben qué hacer, dónde ir, por dónde empezar, etc.
Con el paso de las horas y días, entonces, aparecen los trastornos del sueño, los ataques de angustia, la sensación de miedo, la tristeza, los cambios y las alteraciones psico-emocionales, para llegar a la depresión, duelos, trastornos de ansiedad, los trastornos psicosomáticos, comportamientos y respuestas inadaptativas etc.
En personas adultas comienzan a presentar hipertensión arterial, dolor de pecho, cefalea, diarrea, diabetes, convulsiones, y cambios neuro-psiquiatricos. En los niños, se presentan pesadillas, terror nocturno, enuresis, encopresis, ansiedad, y problemas conductuales.
Si estas personas afectadas por la tragedia en Villa Agrícolas, no reciben la ayuda psicoemocional, decenas de ellos, pueden padecer de depresión, trastornos de estrés postraumático, trastornos inadaptivos, mal manejo de los estresores psicosociales, duelos no resueltos, etc.
La prevención y las soluciones a cada grupo vulnerable, son abordables con los protocolos de urgencia en Salud Mental. El personal de la psiquiatría, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras en salud mental, intervienen y permanecen varias semanas en la comunidad. Algunas personas necesitan psicofármacos, psico terapia en crisis; acompañamiento psicoemocional en el duelo, técnicas conductuales individual y colectiva para ayudar a las personas al funcionamiento social.
La explosión de Polyplas en Villas Agrícolas, ha puesto en evidencia las tantas limitaciones que tenemos, pero también, los factores protectores con lo que contamos para intervenir tragedias en varias direcciones.
La reflexión y el aprendizaje nos enseña que debemos prevenir, hacer diagnósticos a tiempo, detectar los riegos y los lugares de mayor vulnerabilidad, y las comunidades, barrios y sectores que viven en condiciones de vulnerabilidad por circunstancias: tipos de trabajos, condición de vivienda, hacinamiento, falta de espacios públicos, servicios sociales etc.
Hoy sabemos que existen empresas y lugares donde los protocolos de seguridad no funcionan al máximo. Es un compromiso y una responsabilidad de las instituciones que regulan la calidad del servicio exigir el funcionamiento de los protocolos. Las tragedias ocurridas por diferentes circunstancias ponen en evidencia nuestras debilidades como país. Las respuestas psicosociales deben durar varios meses hasta que las personas y la comunidad estén en capacidad de volver al funcionamiento social y emocional.

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