(Parte 1 de 3)
Necesitamos a un líder. ¡Así mismo, uno solo! Sacar a una nación de la pobreza, de la corrupción, del caos, del desorden institucional y de la falta de potestad ciudadana, no es nada fácil. Se requiere a un líder que encarne la desesperación del pueblo dominicano. Un líder real entiende que no basta decir que un día el bien triunfará sobre el mal, ese líder entiende que debemos hacer que el bien triunfe sobre el
mal. Dejémonos de romanticismo y de tecnicismo, al decir que un país para cambiar necesita involucrar a todos los sectores para juntos tomar decisiones que nos lleven a una acción colectiva, eso suena muy romántico, y es lo que hemos hecho toda la vida y no nos ha funcionado. Tenemos más comisiones y organismos de cooperación que leyes, y la cosas siguen igual. Con toda franqueza y con el corazón en las dos manos, quiero externar que todas las naciones desarrolladas tuvieron y tienen a un líder, a una cabeza que supo guiar de forma no dictatorial, pero firme, a un pueblo sediento de dirección, desesperado por cambios visibles y medibles. Dije que iría al grano y al meollo del asunto, no voy a dar muchos rodeos, porque el dominicano está o estamos cansados de usar la palabra “líder”; cuando pensamos en un líder, nos viene una percepción de manipulación, una persona hábil y que compra a las masas. En un lenguaje popular, es alguien que se la juega y siempre sale parado, siempre gana él o ella, pero el país sigue sin modelos, sin transformación y sin opciones.
No voy a dar una definición técnica, dije que iré al grano; el líder es una persona que inspira a otros a soñar más, a buscar más, aprender más, hacer más efectivos para el bien colectivo, y llegar hacer un ente social que quiera hacer más para generar una transformación que se pueda repetir de forma simple y lógica. Si los funcionarios, políticos, regidores, alcaldes, directores de municipios, diputados, senadores y ministros de departamentos no están generando este sentir en el pueblo dominicano, estamos promoviendo a personas que solo buscan empobrecer a la nación, afectando cada día a las familias dominicanas en todas las áreas del desarrollo; en otras palabras, fabricando un cordón de pobreza que nos encierra en temores, inseguridad ciudadana y lamentaciones.
Si realmente queremos ver cambios sustanciales, como lo hubo en Singapur, en Barbados, en El Salvador, en Corea del Sur, debemos estar bien claros qué es un líder, y para ser más específico, un líder de Estado o del país. El líder debe tener visión, saber donde estamos y hacia donde debemos ir. También debe poseer pasión, esto tiene que ver con el sufrimiento, sentir calor, entusiasmo. Lo que estamos diciendo es que un líder debe entender donde estamos y donde nos quiere llevar, no puede mantener a todo un país en un lenguaje espiral y cargado de engaños. La pasión tiene que ver con los propósitos de los demás, un político que es líder y tiene pasión debe sentir ardor y estar dispuesto a sufrir por materializar la mejor causa para su pueblo. El líder no solo posee visión y pasión, también debe tener amor al prójimo y si ama al prójimo también ama a su nación. No podemos sacar de la política la palabra amor, es imposible gobernar correctamente sin amor. Otros elementos del líder es orden, para poner orden en la República Dominicana se requiere aplicación del imperio de la ley, y solamente un líder con pasión, visión y amor, puede llevar a cabo el orden.
Yo vuelvo a decir, esto no se arregla con seminarios de valores , con la creación de comisiones, se necesita un líder dispuesto a crear un antes y un después, sin importar lo que le cueste. Alguien expresó que el éxito depende más de tu constancia que de tu talento. El talento no lo es todo, también el líder necesita hacer decisiones sabías, no basadas en agendas ocultas o intereses personales o grupales. Claro, un líder que ama, que sueña, que posee pasión también es una persona que va a delegar y hará todo lo posible para trabajar en equipo. Nos guste o no, seamos de izquierda o de derecha, el modelo más cercano e imitable para generar una transformación en la República Dominicana es el de Nayib Armando Bukele Ortez, podemos ser expertos en temas sociales, pero nadie podrá opacar lo que Bukele está haciendo, ha tenido resultado medible, visible y constante. El líder debe tener resultados.
Seamos honestos, vivimos en un país donde el líder se sirve, manipula, compra la dignidad; además, sólo sirve para alimentar su ego y su deseo de poder, de seguir gobernando para su bienestar. Nuestros líderes justifican la pobreza y viven de la pobreza. Debemos buscar un líder que rompa el diafragma de lo normal y pasemos a tomar riesgos en la vida; como se ha dicho, que el mayor riesgo en la vida es no correr riesgos. La pregunta es el cómo. ¿Cómo elegiremos ese líder? Claro, ese líder ya existe, está por ahí, y el pueblo debe de identificarlo.