En un video de reciente circulación en las redes, una mujer cuenta sus angustias con un embarazo incompatible con la vida. Los médicos recomendaban terminarlo, pero ninguno asumía la responsabilidad de hacerlo por la prohibición absoluta del aborto en el país. En su narración, dice ella: “no deberíamos estar hablando de esto”, como señal de obviedad, de que debería existir la posibilidad legal de hacerlo.
En las Siete Palabras del Viernes Santo, uno de los sacerdotes indicó que, si no existieran mujeres dispuestas a abortar, no estaríamos discutiendo sobre las tres causales. No sé qué quiso decir exactamente el sacerdote, pero suena acusatoria la expresión hacia las mujeres.
Lamentablemente seguimos hablando de este tema no por capricho o maldad, sino porque hay circunstancias en que debe permitirse legalmente el aborto para que la mujer en necesidad pueda tomar una decisión en condiciones seguras.
Sabemos que la mayoría de las iglesias están ofuscadamente opuestas a las tres causales. Quieren que se mantenga la prohibición absoluta del aborto. Con ese objetivo, las iglesias hacen lobby constantemente para presionar a los legisladores.
Pero ojo: las iglesias no representan a toda la sociedad, ni siquiera a la totalidad de sus feligreses en este tema. Muchos católicos y evangélicos están de acuerdo con las causales.
Por otra parte, los legisladores se eligen para que representen a toda la sociedad, no para legislar en función de sus creencias religiosas personales, y mucho menos, si esas creencias limitan o vulneran derechos.
La prohibición absoluta del aborto impone a todas las mujeres la obligación de continuar con un embarazo independientemente de las adversidades. No hay opción, hay imposición.
Las tres causales, por el contrario, no imponen una decisión a nadie. La ley solo daría la posibilidad de interrupción a quienes lo consideren necesario en tres condiciones específicas: cuando corre peligro la vida de la madre, cuando hay malformación del feto incompatible con la vida, y en caso de violación o incesto.
Los opositores a las tres causales engañan a la ciudadanía con tres argumentos falsos.
Uno, cuando dicen que la causal sobre riesgo de vida está contemplada en el Proyecto de Código Penal. ¡No es cierto! Lo que contempla ese Proyecto es que el médico decida después de intentar por todos los medios salvar las dos vidas. Pero sucede que en la espera la salud de la mujer puede deteriorarse y correr riesgo su vida. Además, todo el poder de decisión lo tiene el médico, nada la mujer.
Dos, cuando dicen que se quiere matar una criatura porque le falta una pierna, un brazo o tiene Síndrome de Down. ¡No es cierto! La causal de incompatibilidad con la vida se refiere a malformaciones graves por las que el feto muere en el vientre o poco después de nacer.
Tres, cuando dicen que aprobar las causales es camino al aborto libre. ¡No es cierto! En ningún país del mundo hay aborto libre. En todos se regula legalmente.
Las legislaciones son de tres tipos: 1) prohibición total del aborto (como en la República Dominicana y muy pocos países), 2) con causales permitidas (por lo que se lucha actualmente en la República Dominicana) y 3) por período de varias semanas en que se permite el aborto sin aludir razón, o se aplican causales a períodos más largos (esto existe en todos los países desarrollados).
En casi todo el mundo hay causales para terminar legalmente un embarazo. En la República Dominicana deben ser aprobadas ya.