Alguien dijo una vez que la vida era un proceso de decisiones.
Y es que, a veces hasta sin darnos cuenta, estamos haciendo elecciones, una detrás de otra: desde la calle por la que nos dirigimos a un sitio hasta qué pedimos para comer o qué ropa nos ponemos.
Sin embargo, para algunas personas el hecho de decidir puede ser extremadamente complejo y hasta agónico.
«Algunas decisiones son pequeñas, como qué vestir. Pero algunas pueden marcar nuestras vidas por años o para siempre, como elegir una carrera», según la doctora Radha Modgil.
Según ella, son tres los elementos básicos que debíamos de tomar en cuenta cuando nos sintamos indecisos sobre qué opción tomar.
1- Enfócate en lo verdaderamente importante
Al eliminar las pequeñas opciones en la vida, salvas lo mejor de las habilidades de tu cerebro para las decisiones más importantes.
Según la especialista, los científicos que estudian el cerebro han encontrado que todas las decisiones, grandes o pequeñas, consumen la misma cantidad de energía.
«Entonces, cuando tengas que tomar decisiones verdaderamente importantes, como a qué universidad aplicar o si debes o no cambiar de trabajo, estate atento a no desperdiciar energía en decisiones que no van a traer un cambio real a tu vida», sugiere la doctora.
2- Dale a tu cerebro la «gasolina» que necesita
Tu cerebro necesita energía para pensar, de la misma forma que tu cuerpo la requiere para moverse.
Es el órgano más complejo que tenemos y el que más energía consume.
Si tenemos hambre, los neurotransmisores no funcionan bien, lo que incide en la comunicación entre los 86.000 millones de neuronas que tiene aproximadamente nuestro cerebro.
«Esto compromete nuestra capacidad para pensar y tomar decisiones», opina Mogdil.
“Cuando necesites tomar una decisión importante, asegúrate de que no tienes hambre», agrega.
3- Habla de tus opciones con un buen amigo
«El último consejo es abandonar el sentimiento de pérdida que domina tu toma de decisiones», señala la experta.
El premio Nobel Daniel Kahneman pasó décadas estudiando la forma en la que los seres humanos tomamos decisiones y encontró que en los grandes momentos en que tenemos que elegir, sentimos un temor sobre lo que podemos perder que es mayor que la motivación por lo que podemos ganar.
De acuerdo con sus investigaciones, es por eso que siempre tratamos de elegir la opción más segura en lugar de la que tendría un mayor impacto positivo en nuestras vidas.
«Kahneman solía dar una recomendación muy interesante para vencer este miedo a la pérdida: pregúntale a un amigo que sea lo suficientemente honesto para decirte cosas que tal vez no quieras escuchar», recuerda la especialista.
La doctora sugiere que un amigo que sea objetivo en sus recomendaciones puede ayudarte a identificar la mejor decisión, principalmente porque ellos no están influenciados por la sensación de temor a la pérdida que puedes tener tú.
«Al final la decisión siempre será tuya, pero ayuda mucho buscar este tipo de consejos», indica.
«Entonces, la próxima vez que tengas que tomar una decisión importante: libera tu mente de decisiones importantes, dale una buena «gasolina» a tu cerebro para que funcione y consulta con un amigo que se preocupe más por tu futuro que por tus temores».