Trujillo para nunca jamás

Trujillo para nunca jamás

Ante la heroicidad hasta el martirio de quienes en 1961 descabezaron un día como mañana la más criminal dictadura de esta tierra ajusticiando a Rafael Trujillo; y en nombre también de la causa de la libertad que ha sobrevivido a pretensiones despóticas, las generaciones presentes deben mostrar reverencia por lo que constituyó el comienzo de la reconquista del respeto a los derechos humanos.

Una exaltación contra el olvido de lo que significó un yugo de 30 años basado en cercenar vidas, ultrajar la dignidad de todo un pueblo sometido a la barbarie y esclavizado con mentiras para imponer el más inicuo culto a la familia dominante.

Pasado el tiempo, la falta de conciencia sobre lo que constituyó el trujillato motiva a veces aislados intentos de justificar sus métodos como ineludible precio a pagar para vivir en orden.

Sesenta años después de una de las hazañas justicieras más dignas de este pueblo, liberándolo de la voluntad omnímoda, megalómana, de un tirano, cada año deben rendirse honores a un episodio protagonizado con patriotismo y valentía contra de la posibilidad de que prosperen sofismas que pretenden cíclicamente glorificar la peor forma de gobernar a esta República, nacida bajo el ideario de Juan Pablo Duarte, y a la que bastaría, para mejor destino, perfeccionar el Estado de derecho contra la cultura de intolerancia heredada del pasado que resta funcionalidad a la democracia.

Bajo el peso de las urgencias

Cuando la disponibilidad de médicos y enfermeras pasa a resultar inferior a la demanda, en medio una oleada de pacientes de covid llevados a los centros asistenciales, la sobrecarga de tareas asumidas por estos servidores, a cargo principalmente de áreas de cuidados intensivos, se traduce en agotamientos físicos y emocionales que podrían afectar sus desempeños.

Sometidos a constante estrés, y tratando de hacer más de lo que los recursos profesionales permiten, les toca escuchar, casi con impotencia, las súplicas de atención para escapar de las garras de la muerte. Mientras prosiguen sus denodados esfuerzos por la salud de los hospitalizados, cumpliendo deberes difíciles de medir monetariamente, urge crear espacios adicionales y sumar recursos humanos y científicos a esta extraordinaria lucha contra el virus SARS-CoV-2.

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