Washington. El presidente de EE.UU., Donald Trump, acude este miércoles a su segunda cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, atraído por la idea de convertirse en el artífice de una posible declaración de paz en la península de Corea, un anhelo que podría desviar su mirada del objetivo de desnuclearización.
Ocho meses después de hacer historia en su primer encuentro con el líder norcoreano, Trump ve la cumbre de Hanoi (Vietnam) como una nueva oportunidad de reivindicarse como un actor destacado en el escenario mundial, como garante de una tregua nuclear e, incluso, como posible destinatario del Premio Nobel de la paz.
“El primer ministro (japonés, Shinzo) Abe (…), me ha nominado (para el) Premio Nobel. ¿Saben por qué? Porque tenían cohetes y misiles volando sobre Japón, alarmas constantes, y ahora, de pronto, se sienten seguros. Yo he conseguido eso”, dijo Trump en una conferencia de prensa este mes.
Trump opinó que “probablemente nunca” conseguirá el premio que sí logró su predecesor, Barack Obama, pero su interés por ese galardón refleja un anhelo de reconocimiento por su gran apuesta diplomática con Corea del Norte, la mayor que ha hecho en dos años de Gobierno marcados por guerras comerciales y rupturas de pactos globales.
Para conseguirlo, según artículos de prensa, a Trump le interesa salir de la cumbre de Hanoi con una declaración de paz en la península coreana, que sigue técnicamente en guerra tras el armisticio de 1953.
Ese documento no sería un tratado vinculante, pero generaría una evidente atención mediática, por lo que algunos observadores temen que Trump privilegie ese objetivo frente a la obtención de compromisos significativos respecto a la desnuclearización.