Washington – El presidente estadounidense Donald Trump afirmó hoy que su «muy estricta» ofensiva contra la inmigración musulmana esta funcionando «muy bien», en medio de una creciente resistencia a la medida, considerada discriminatoria.
En un decreto firmado el viernes, Trump suspendió el ingreso de refugiados por al menos 120 días e impuso estrictos nuevos controles durante tres meses contra los viajeros procedentes de Irán, Iraq, Libia, Somalia, Siria y Yemen.
«Está funcionando muy bien. Se ve en los aeropuertos, se ve en todas partes», dijo Trump a los periodistas, luego que se impidiera a pasajeros procedentes de los mencionados países abordar vuelos con destino a Estados Unidos, desatando fuertes protestas en las terminales aéreas.
«Vamos a tener una prohibición muy, muy estricta y vamos a tener el análisis extremo que debimos haber tenido en este país desde hace muchos años».
Ingreso de viajeros. Las líneas aéreas comenzaron a rechazar hoy el embarque hacia Estados Unidos, horas después de que Trump prohibiera el ingreso de viajeros de Irán, Irak, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen.
En la primera reacción enérgica contra la medida de la Casa Blanca, el gobierno iraní la calificó de «insultante» y este sábado anunció medidas de reciprocidad y la prohibición de ingreso de ciudadanos estadounidenses.
El decreto estadounidense había sido firmado por Trump con el pretexto de luchar contra los «terroristas islámicos radicales». La compañía Qatar Airways informó a sus pasajeros que los ciudadanos de los siete países concernidos por la decisión de Washington únicamente podrán embarcar si son residentes permanentes en Estados Unidos.
En Teherán medios de prensa dieron cuenta de muchos casos de iraníes cuyo embarque hacia Estados Unidos fue rechazado. En Viena, al menos tres iraníes tampoco pudieron partir, según un portavoz de Austrian Airlines.
Responsables de dos agencias de viaje, además, dijeron haber recibido instrucciones de las compañías Emirates, Etihad y Turkish Airlines de rechazar la venta de billetes incluso a ciudadanos iranies que tengan visa estadounidense. Una joven iraní que estudia administración en California dijo a la AFP, bajo anonimato que su «billete (de regreso a EEUU) en Turkish para el 4 de febrero fue anulado».
Teherán y Washington carecen de relaciones diplomáticas desde hace 37 años, pero según estimaciones iraníes, un millón de jóvenes de este país estudian en Estados Unidos. Además muchos iraníes viajan regularmente para visitar a sus familias que emigraron.
En El Cairo una pareja de iraquíes y sus dos hijos, todos con visas para Estados Unidos, fueron rechazados en un vuelo de EgyptAir, con el argumento de las nuevas normas migratorias, indicaron a la AFP fuentes aeroportuarias.
Fuad Sharef, que trabaja en la industria farmacéutica, tuvo que volver a Erbil, en el Kurdistán iraquí. «Vendí mi casa, mi coche, mis muebles. Mi mujer y yo hemos dejado nuestros empleos», contó a la AFP. La pareja tenía previsto instalarse en Tennessee, en el sur de Estados Unidos, tras haber recibido un visado de inmigración.
«Donald Trump ha arruinado mi vida», dijo, afirmando que, en un momento dado, puso «su vida en peligro por trabajar con los estadounidenses».
Primeras demandas judiciales. Varias asociaciones de defensa de los derechos cívicos demandaron este sábado en territorio estadounidense el decreto de Trump luego del arresto en un aeropuerto de Nueva York de dos iraquíes.
Mohamed Eljareh, un investigador libio que trabaja para el centro de análisis Atlantic Council, teme que el texto firmado por Trump afecte a las personas que viajan regularmente a Estados Unidos por cuestiones laborales o de estudios.
«Es probable que esta disposición impacte a los estudiantes libios en Estados Unidos y sus familias, y también sobre los investigadores con vínculos con universidades estadounidenses», dijo. El decreto unicamente excluye a los ciudadanos con visa diplomática o a los que trabajan con estatutos asimilables, como por ejemplo empleados de organizaciones multilaterales al estilo del Banco Mundial.
El decreto firmado por Trump también prohíbe el ingreso de mas refugiados sirios en Estados Unidos. Ese país ha recibido 18.000 refugiados de ese origen desde 2011. «Somos refugiados. ¿Cual es el problema que entremos legalmente a Estados Unidos? ¿Que hemos hecho?» se lamentó Ibtissam Youssef al-Faraj, una siria madre de familia de 41 años en un campo de refugiados en Bekaa, Líbano.
El ministerio de Relaciones Exteriores sudanés «lamentó» la decisión y deploró que haya sido tomada días después del levantamiento «histórico» de sanciones económicas contra el país africano. El 13 de enero el entonces presidente Barack Obama había anunciado el levantamiento parcial de sanciones al constatar «progresos» de parte de Jartum, acusada en el pasado de apoyo a grupos islámicos armados.