Tener relaciones sexuales con 15 y 30 clientes por día, como le habría tocado a Anyi, una colombiana de 19 años, rescatada por el Ministerio Público el pasado 13 de julio, solo podría ser posible bajo los efectos de estupefacientes como el tusi o cocaína rosada, a juicio de entendidos en esa área.
De acuerdo al Ministerio Público, ese habría sido el estupefaciente que supuestamente utilizaba la red de trata de personas para la explotación sexual, desarticulada recientemente.
Tusi o cocaína rosa era la droga sintética que según el MP en su solicitud de medida de coerción contra los 16 imputados en la Operación Catlleya, utilizaban no solamente para ellos y las muchachas, sino también para proveer a clientes que solicitaban los servicios sexuales.
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Se trata de un psicoestimulante que produce alucinaciones visuales y auditivas, y que eleva el estado de ánimo. Es una droga asociada a la clase alta, a las fiestas de élite y a la prostitución de lujo, según investigaciones.
La historia de Anyi no es muy diferente a las de las demás jóvenes, que bajo supuesto engaño fueron traídas al país para ser explotadas sexualmente por la recién desmantelada red, excepto porque con ella lo hizo su amiga Izamar.
Contó que su amiga la llamó y le dijo que viniera a República Dominicana, garantizándole que conseguiría trabajo y “ganaría mucho dinero”, y la puso en contacto con un hombre llamado John.
Dijo que a su llegada al aeropuerto, Jonh la mandó a buscar con un taxista, quien de inmediato le quitó su pasaporte hasta que pagara US$3,500. La llevó a un hotel ubicado en la Emilio Prud´Homme, cerca del cuartel de Bomberos de la avenida Mella, donde empezó su calvario.
“Tenía que recibir entre 15 y 30 clientes por día, en los cuales se encontraban hombres y parejas. Algunas de las personas que buscaban los servicios eran Cristian, El Gordo, Óscar, Roberto y Timoti”, contó Anyi con horror.
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Agrega que también la llevaban al Hotel Oscar Inn a dar servicios; en ocasiones iban a discotecas y villas, y luego la llevaban de vuelta al hotel donde se hospedaba. La joven rescatada fue llevada por el Ministerio Público a una Casa de Acogida.
Un caso similar ocurrió con Leidy, otra colombiana cuya desaparición en el país fue denunciada por su novio Scott. Dijo que fue reclutada por la imputada María Paula Murillo Vargas, de quien era amiga desde la niñez.
Dijo que desde que llegó le quitaron el pasaporte, le dijeron que debía US$3,000, y que trabajaría como “Escort” (escolta), y que después que le explicaron en qué consistía ese trabajo, la llevaron a almorzar a un restaurante, y antes de probar la comida le dijeron que se tenían que ir y la llevaron a un hotel donde tuvo sexo con un hombre llamado Fermín, quien le pagó RD$1,200.
De esa forma inició Leidy lo que se constituyó para ella un verdadero tormento, al tener que atender hasta ocho clientes algunos de los cuales la agredían físicamente, por el hecho de haber pagado por ella.