El próximo lunes de 16 agosto, la gestión del presidente Luis Abinader cumple su primer año, lo cual catalogamos de positivo, a pesar de la gran crisis sanitaria creada por la pandemia del COVID-19 que generó miles de desempleados y la desvalorización de capitales a miles de medianos y pequeños empresarios.
A su llegada al gobierno, el presidente Abinader encontró una inestabilidad económica, política y social, traducida en incertidumbre a la población, pero la recuperación de la estabilidad política y social es un logro que ha permitido mantener la seguridad en los agentes económicos y las inversiones internacionales.
Mantener la estabilidad macroeconómica, sobre todo en el orden del control del tipo de cambio y de la inflación, a pesar de los deslizamientos que tuvo esta primera variable en medio de la crisis económica. También, las decisiones en política monetaria del Banco Central que, bajo un control de las inyecciones de recursos al sistema, fundamentalmente para financiar a sectores productivos afectados por la crisis, y para impulsar el consumo de las familias que perdieron sus empleos e ingresos.
Basándose en una política de reducción de gastos del gobierno, el plan de austeridad y la decisión del presidente Abinader de que no permitirá corrupción administrativa en su gobierno, puede colocarse, de igual modo, como otro acierto de la presente administración.
En campaña, el presidente Abinader prometió un gobierno transparente, con un Ministerio Público independiente, donde los casos de corrupción, tanto de los gobiernos pasados como los de su gestión, serían sometidos a la justicia, y así se viene realizando, pues ya tenemos varios casos en procesos con medidas de coerción.
Hay que destacar la conclusión del año escolar 2020-2021 que es el mayor acierto que este gobierno, pues cumplir con el programa docente, bajo las grandes deficiencias que existían, se pudo lograr con éxito.
Las ejecuciones del plan de gobierno fueron realizadas según lo indicado, aunque las deudas del Estado se vienen expidiendo, producto del decaimiento en las recaudaciones del Producto Interno Bruto (PIB).
Este primer año de gestión lo catalogamos como positivo, producto de las buenas ejecuciones del gobierno, a pesar de haber iniciado en la peor crisis mundial de las últimas décadas.