He tenido la oportunidad de disfrutar la era de Emilio Bonifacio en el equipo de los Tigres del Licey.
Cada año bajo al camerino y conversamos.
Lo defino como un caballero, tremendo pelotero y orgullo del Licey.
Si usted revisa lo que ha significado para el Licey lo único que merece son aplausos.
En algún momento bajará su rendimiento, y hasta tendrá que retirarse.
Sin embargo, pido que bajo ninguna circunstancia se le falte el respeto.
Todavía siendo un veterano, si el Licey lo pone en el mercado, probablemente todos los equipos lo firmarían, y así lo declaró Ricardo Ravelo, presidente del conjunto azul.
Me pareció increíble que algunos fanáticos pidieran que sentaran a Bonifacio en el juego 6.
¿Sentar a Bonifacio?
El dirigente Gilbert Gómez reaccionó rápido y de manera correcta y dijo: “Eso ni pensarlo, Bonifacio es mi primer bate y jardinero derecho”.
El calor del juego nos pone nerviosos a todos, pero jamás se debería irrespetar a un ícono como Bonifacio.
Sus páginas doradas jamás serán olvidadas.
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