La voracidad del hombre en contra de los recursos naturales, ya ha traído consecuencias funestas para la humanidad.
Durante años oíamos hablar de La laguna de Tino. Se ubicaba detrás de lo que es hoy el residencial «Doña Antonia», cercano al campamento de Operaciones Especiales de la PN, en Manoguayabo, SDO.
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Hubo manglares y aves libres, como gallaretas, garzas y otras de nuestras fauna, que merodeaban el humedal.
Llegó la mano del hombre y rellenó de caliche y piedras cársticas la laguna de referencia.
Consultamos un técnico de medioambiente, y nos explicó, más o menos, que el humedal persiste ahí, aunque lo hayan rellenado y que si se construye un edificio de dos o tres niveles, corre el riesgo de colapsar porque las aguas que mantenían la laguna cuando llueve no encuentran donde pozarse.
De ahí, las inundaciones cuando se levantan viviendas sin planificación.