¡Un boceto que se ha vuelto mármol en manos de José!

¡Un boceto que se ha vuelto mármol en manos de José!

Un boceto que se ha vuelto mármol en manos de José!

Nunca antes había sentido ver la realidad de la solidez de una piedra que es simplemente ‘blanca’…¡El mármol!’ –expresa Herminio-… Mira, Píndaro –mientras mira fijamente a su alter ego-, conocía esa piedra desde chiquito porque muchas veces me senté en ella en las bases del Monumento de Santiago, mientras jugaba con el grupo por las tardes… Se sentía fría, pero ¡su consistencia me brindaba una seguridad bárbara!… Hoy, esa condición se ha transformado para mejor, al ser parte de la existencia de un ser que ha sido capaz de concretar el vuelo de un sueño partiendo de un boceto cuyo origen une las dos partes del Yo en medio de una isla dividida…”.

“Así es –externa Píndaro-, un vuelo que parece haber cobrado vida en un otoño con paisaje urbano y un beso, en medio de ‘dos cerezas’ que le permitieron hacer uso de una escritura impecable, aún en su desnudez, pero con la seguridad de enfrentar la educación y la alimentación que, camino de morir, nos lleva a enfrentar una tristeza que es al mismo tiempo amor…Y, lo que es más significativo: Nunca olvida la tenebrosa Casa de Sombras junto a ti, Herminio- remacha Píndaro-.”… “Así es, Píndaro –interrumpe Herminio-, la suerte es que, en su boceto de su vuelo, se toma su tiempo el poeta para hacer una revisión del lenguaje del mar, su azul, Dios, su nombre Bahía, la caracola, el sanqinpanqui, y la soledad después de cenar…”.

“El ‘Esquicio del Vuelo’, de José Mármol, se adentra a un torrente sanguíneo singular –sigue Píndaro-, es capaz de quitarse el simbolismo de una máscara, para provocarnos nostalgia a través de un concierto en R Menor para una melodía del Ozama… Son únicos sonidos del alma, para cuando regreses… El poeta se atrevió a acariciar la maquinilla mágica del Trocadero, lo que le permitió hacer un vuelo de tres impactantes experiencias, en medio de la niebla sobre el aire encaminada solo al recuerdo… Pasó por la Marina 23 y pudo soñar con los caballos gigantes de Punta Caucedo… Tedio, alrededor de la calzada de los muertos: ¡Es de horror!… Ahora: Silencio…”.

“Hoy es día de fiesta –exclama Herminio-, una criatura nos invita al vuelo, no más caminos, vamos en el aire… Nos encontramos con las cenizas de marzo y un ’12)’… Mentira… Sombra, una voz a distancia… Ahí debemos usar el tacto porque nos lleva hasta la Montaña del Ángel… A tu manera… ¡Es día de fiesta!… No sientas temor, despeja el horizonte a pesar de su máscara como poeta, hay una germinación que nos recuerda el idioma de los dioses, con su cuerpo, sin título y técnica mixta, como una serenata para convertirla en un retrato de mujer en el barrio carioca de Copacabana, atributo del ácido, porque a los ocho lados de la suerte nada espera… ¡Es el ángel nuevo!.. ¡Ascensión!… Patética… Estación de invierno que nos transporta al mar y soñar figuraciones… Aquí es donde nuestro poeta reinventa lo creado, donde la luz dijo al poeta…”.

Píndaro, que ha estado atónito escuchando el homenaje de Herminio a la reciente obra de José Mármol, exclama: “Como dice su poema ‘Es arte poética’, estamos ante la lengua del paraíso, con un poema sin fin… Precisamente, el próximo sábado 28, a las 10 de la mañana, la Academia Dominicana de la Lengua recibirá como Miembro de Número, a nuestro inmenso poeta José Mármol, a quien le deseamos que el esquicio del vuelo de su poesía siempre permanezca!”.

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