El discurso del presidente Luis Abinader del 27 de febrero fue muy bueno, aunque largo e hizo muy bien en estimular a que nuestros partidos políticos y sociedad civil adopten una actitud común con relación a la crisis haitiana, como ocurre en países industrializados en momentos de guerra. Pero ya el PLD ha dicho que no tomará esa actitud y es probable que los Vinchos y los Leoneles eventualmente hagan lo mismo, como ya ocurrió cuando confundieron el tema de la trata de blancas, fundamentalmente prostitutas, con el de la migración haitiana.
Y es que se tiene la percepción equivocada de que con el tema haitiano se consiguen votos cuando las encuestas evidencian que la principal preocupación de los dominicanos hoy día es la inflación y la inseguridad y el tema haitiano aparece muy debajo en la lista. Los pocos votos del partido monotemático de los Castillo también lo evidencia.
Hizo bien el Presidente en enfatizar sus éxitos macroeconómicos. Cuenta con un buen equipo económico pues ha seguido la norma de Singapur de nombrar a los más aptos y experimentados, ya sean del sector académico o empresarial, pues los miembros de partidos políticos en nuestro país tienden a ser menos capacitados y más proclives a la corrupción.
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En Singapur también se sigue la norma de adoptar políticas sin pensar en ideologías pues, como ha dicho el actual jefe de Estado de China: “No importa si el gato es negro o blanco, sino que sepa agarrar ratones”.
Fue importante tanto lo de iniciar negociaciones para el aumento de salarios del sector privado, reducir la presencia de haitianos en nuestra agricultura a través de la mecanización, como su decisión de reconocer que no se podrá impedir la importación de arroz subsidiado norteamericano libre de impuestos y que la solución radicaría ya sea en eficientizar nuestra producción local, subsidiarla, o encontrar un uso alternativo a esas tierras arroceras bien regadas.
Un tema no tratado y que cada día nos preocupa más es la tendencia al aumento en el papel de las empresas públicas.
Durante su campaña electoral el presidente en la Cámara Americana de Comercio prometió entregar en administración las EDE al sector privado y no lo ha hecho.
Estas tienen enormes pérdidas principalmente debido a que una tercera parte de sus ventas no las cobra. Las Catalinas iban a ser administradas por una empresa extranjera con experiencia y ahora es otra empresa estatal.
La Refinería de Petróleo pertenece ahora en su totalidad al Estado y aunque el Presidente citó sus grandes ganancias (resultantes de ganancias de capital en inventarios debido a aumentos en los precios internacionales) la pregunta es cuál proporción de sus ventas está representada por la reventa de productos refinados que importa, en contraste con los productos que refina, así como cuántos días de ventas reflejan su capacidad de almacenamiento. Es importante recordar que las 24 empresas de Corde y los doce ingenios azucareros de Trujillo han desaparecido y que cuando se estatizó la mina de oro al poco tiempo tuvo que cerrarse por pérdidas y también por un gran desastre ecológico.