Imagino lo mal que debe de sentirse el personal técnico y docente responsable del Ministerio de Educación desde hace años, esas personas que incluso, me atrevo a decir, que creían que ya lo habían visto o vivido todo, sin embargo, hoy se encuentran trabajando mucho, literalmente, para estar más cansadas.
Y es así, la educación es muy demandante, pero desde que el MINERD se puso de moda por ser una institución rica, y quienes nos gobiernan ahora, que venían de hacer una oposición irresponsable basada en usar la falta de conocimiento general del manejo del Estado, para demandar incoherencias, se encuentran al descubierto; no ha importado que se trate de los grandes académicos universitarios al mando, lo que han creado es un remolino de personas, trabajando de lunes a lunes, sin vacaciones ni descanso, para dar como resultado, LA NADA en formato Power Point.
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Empezaron con la intención de denostar el “Programa Nacional de Edificaciones” basado en la construcción masiva de aulas, que el gobierno pasado implementó para cubrir una de las carencias principales del sistema: la no existencia de espacio suficiente para poder ofertar la Jornada Escolar Extendida. En su mediocre búsqueda de culpas a un legado anterior, se encontraron con que el presidente Luis Abinader presentó y luego promulgó la Ley No. 118-21 sobre terminación de obras viales, escuelas y hospitales que se encontraban suspendidas desde la transición.
Es decir, que las cosas se estaban haciendo bajo una lógica difícilmente refutable y en esa resbuscadera de culpas en efervescencia, se perdió un año en tonteo o diletantismo.
Ahora, en tres años transcurridos, sólo se registran, entre el 2021 y el 2022, la construcción 609 aulas de las 4,893 que se quedaron en proceso, mientras, que del 2013 al 2014 se pudieron construir más de 7 mil aulas desde cero, lo que indica que el tiempo alcanza, cuando la voluntad y la buena gerencia se impone. El gobierno anterior entregó 17,297 aulas -que incluyen estancias infantiles- sin contar los espacios escolares: bibliotecas, oficinas, cocinas, y laboratorios.
Ahora, el tema en la palestra pública son las aulas móviles, una solución que siempre ha existido para atender demandas rápidas, sobre todo, en poblaciones rurales remotas y difíciles. Recuerdo las opiniones desfavorables de este recurso, que hacían los comunicadores opositores de entonces, hoy con cargos en el gobierno. Para colmo, la decisión actual, es producto del abandono de las construcciones escolares que ya estaban en marcha ¡Cuánto desperdicio!
Cuando no se conoce cómo opera el sistema educativo, se utiliza el cemento y la varilla como referente para resaltar el descuido de la calidad educativa, mientras, cuando vemos la realidad de la falta de aulas para la demanda escolar de niños, niñas y adolescentes, entonces ese discurso se cae.
Y es que realmente, quienes construyen aulas y quienes trabajan la formación docente, el currículo, los libros de texto, la planificación de clases, etc., no se cruzan entre sí, sencillamente, se ocupan paralelamente en su rol, para terminar complementándose, pero, la tarea de dirigir y orquestar toda esa gama de funciones, les ha quedado corta a este gobierno.
El MINERD es hoy un hormiguero con un escape de humo, donde su personal laborioso y ocupado, anda aturdido y no sabe al final, para qué trabaja. Actúan con el mareo producto del cansancio y la repetición, y pasaron de ser la institución con el trabajo más valorado por la población, a ser la más decepcionante en este gobierno del PRM.