Gracias a la aprobación de la propuesta de zona de amortiguamiento, se garantiza la protección de los valores culturales, históricos y arquitectónicos de la Ciudad Colonial. (En la foto, el área frontal del Museo de las Atarazanas Reales).
Recientemente, la UNESCO aprobó la propuesta presentada por la República Dominicana sobre la zona de amortiguamiento para el núcleo urbano más antiguo de Santo Domingo
Por: Mirfak Rowland
La Ciudad Colonial de Santo Domingo es el asentamiento europeo más antiguo del continente americano. Por su valor patrimonial único y muy singular, fue declarada en 1990 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es el centro histórico de la ciudad y se caracteriza por congregar una serie de edificaciones con un gran valor histórico-cultural.
Entre las más conocidas, figuran el Alcázar de Colón, la Catedral Primada de América, la Fortaleza Ozama, la Catedral Castrense de Santa Bárbara, las ruinas del Monasterio de San Francisco, las Atarazanas Reales y la Casa de los Jesuitas.
Otras edificaciones que conforman el patrimonio cultural material del país y que se encuentran situadas en esta zona son el hospital Padre Billini, la Casa de las Gárgolas, la Iglesia y Convento Regina Angelorum, la Casa de Juan Viloria, la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, la Capilla de San Andrés, la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes, la Capilla de los Remedios y la Ermita del Rosario, esta última ubicada en Santo Domingo Este.
Estas son solo algunas de las infraestructuras que conforman la primera ciudad levantada por los españoles en el continente y que le otorgan un valor incalculable, razón por la que el Ayuntamiento del Distrito Nacional, en la Ordenanza 03-2011 de zonificación, uso e intervención de la Ciudad Colonial, la cataloga como una “unidad urbana con identidad e imagen propias”.
Además, en dicha ordenanza se establece que las particularidades y significación de la Ciudad Colonial la hacen merecedora de regulaciones especiales en el marco de la reglamentación urbana del Distrito Nacional.
Por tales motivos, el pasado mes de julio, durante la 46.ª Reunión del Comité de Patrimonio Mundial, la cual tuvo lugar en Nueva Delhi, India, la Unesco aprobó la propuesta presentada por la República Dominicana sobre la zona de amortiguamiento para la Ciudad Colonial, lo que se constituye en un logro para el país.
De acuerdo a una información difundida por el Ministerio de Cultura, gracias a esta acción se garantiza la protección de los valores culturales, históricos y arquitectónicos del bien, mediante el control del crecimiento urbano y arquitectónico, así como también del uso del suelo.
En dicha reunión, en la que el país estuvo representado por el director nacional de Patrimonio Monumental, el arquitecto Juan Mubarak, se estableció que la citada zona de amortiguamiento se concibe como un área intermedia entre el bien declarado y el resto de la ciudad, e incluye no solo sectores y espacios del Distrito Nacional, sino también de la margen oriental del río Ozama, es decir, Santo Domingo Este.
El hecho de estar ambos municipios involucrados hace que la delimitación de esta área se encuentre regulada tanto por la Alcaldía del Distrito Nacional (Ordenanza 03-2011) como por el Ayuntamiento de Santo Domingo Este (Ordenanza 02-0215).
El perímetro de la zona de amortiguamiento del Distrito Nacional inicia en la intersección de la avenida George Washington con el paseo Presidente Vicini Burgos, y sigue hasta la avenida Independencia y las calles Doctor Delgado y Moisés García.
Este continúa desde la intersección de la calle Manuel María Castillo con la calle 30 de Marzo, hasta la avenida México. El recorrido se extiende hasta la calle Emilio Prud’Homme, continuando por la calle Libertador y el lindero sur de los inmuebles ubicados en la avenida México hasta la calle José Reyes, incluyendo la plaza de Confucio.
Asimismo, abarca parte de la calle Duarte, la puerta norte del barrio chino, la calle José Martí y la plaza del Zodíaco Chino.
Por otro lado, el perímetro de la zona de amortiguamiento ubicado en Santo Domingo Este incluye los barrios Calero, Los Molinos y Villa Duarte, estando limitado al norte por el puente Ramón Matías Mella y la avenida 25 de Febrero; por el sur, el punto de inicio del litoral sur de la avenida España; al este, la propia avenida España, y al oeste, el río Ozama y Punta Torrecilla.
Para entender más ampliamente las implicaciones y la importancia que tiene este hecho, nos remitimos a la definición que sobre la zona de amortiguamiento se ofrece en la lista de términos clave del cuestionario de Informes Periódicos publicado por Unesco, según la cual se concibe como “una o varias áreas claramente delimitadas, colindantes con los bienes de Patrimonio Mundial, que contribuyen a la protección, la conservación, la gestión, la integridad, la autenticidad y la sostenibilidad de su Valor Universal Excepcional”.
En dicho documento se establece, además, que dicha zona debe ser considerada como “un componente integral del compromiso que adquiere el Estado Parte para la protección, conservación y gestión del bien de Patrimonio Mundial”. Asimismo, debe reflejar los diferentes tipos y niveles de protección, conservación y gestión que son necesarios para proteger los atributos que sustentan el Valor Universal Excepcional del bien de Patrimonio Mundial.
Con la aprobación de dicha propuesta, los esfuerzos del Estado para salvaguardar los bienes que constituyen el patrimonio cultural de la nación (específicamente los que se concentran en la Ciudad Colonial) deben fortalecerse, con el fin de garantizar que se continúe dando estricto cumplimiento a lo establecido en la Ley 318 sobre Patrimonio Cultural de la Nación, que determina no solo la identificación, descripción y delimitación de dichos bienes, sino también su debida protección y conservación.
De igual modo, es pertinente continuar reforzando las políticas públicas para la gestión sostenible de la Ciudad Colonial, procurando que estas incluyan estrategias para fomentar el involucramiento de las comunidades en su preservación. Esto contribuirá a crear una mayor conciencia de responsabilidad social colectiva sobre el valor de este patrimonio, que no es solo del país, sino del mundo entero.
Para lograrlo es crucial implementar acciones oportunas que garanticen que la ciudadanía, especialmente los residentes de la zona y sectores aledaños, se comprometan con el cuidado, protección y conservación de la Ciudad Colonial.