Luego del proceso comicial del 6 de octubre se ha vertido mucha bruma sobre el ambiente electoral dominicano.
Está bruma de la que les hablo pasa por dos vertientes, en primer lugar las denuncias bien fundadas de fraude electoral en las primarias del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la desidia de la Junta Central Electoral (JCE) ante éstas; y en segundo lugar la salida de una importante parte de los líderes del Partido morado para formar o más bien adaptar una organización política como el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), para convertirlo en lo que hoy se denomina como Fuerza del Pueblo.
Lo cierto es que la poca atención de la Junta a los justos reclamos del sector de Leonel Fernández, a los cuales se han sumado otros partidos de la oposición, llama poderosamente la atención debido a que esto podría ubicarnos ante el postigo de una crisis post electoral de características insospechadas en nuestro país.
Los miembros del órgano de administración de los procesos comiciales parecen ignorar esto que hemos advertido y siguen apostando, sin siquiera haber garantizado las auditorías forense y técnica que doten de garantías el software que se utilizará parcialmente el próximo mes de febrero, a la utilización de tecnologías no certificadas para los procesos electorales.
Ahora proponen la utilización de una aplicación móvil para la transmisión de las actas desde los colegios al centro de cómputo. Parece que se les olvidó que una de las denuncias bien fundadas del sector que encabeza el ex presidente Fernández tiene que ver con lo disímil que fueron los datos transmitidos a través de móviles y los transmitidos de manera regular.
Ignoran, o se tapan los ojos para no ver, que en los datos transmitidos a través de la fuente Q (celular), el hoy candidato del gobierno aventajó en más de 23 mil votos al líder de los fuerza pueblistas, resultados muy diferentes a los que se dieron a través del escrutinio de más de 6 mil mesas electorales.
Dicho lo anterior, podríamos acotar entonces, que la Junta Central Electoral está pecando de ingenua o pretende ser coautora de un nuevo fraude electoral.