El hábito no hace al monje ni tampoco al policía, pero sería mezquino no reconocer el empeño que ha puesto el gobierno en sacar adelante el proceso de reforma de la Policía Nacional, que en el 2025 estrenará un nuevo uniforme con código QR y cámara corporal como parte de un proceso que implicará cambiar hacia un modelo policial donde la atención al ciudadano y su integridad son aspectos fundamentales, según lo que explicó en LA Semanal el Comisionado para la Reforma y Transformación de la Policía Luis Ernesto García Hernández.
Cuánto tiempo durará esa institución en el tránsito de un modelo a otro es algo que, estoy seguro, no están en capacidad de determinar los promotores de la reforma, pero es evidente que se están dando los pasos que se entienden necesarios para que se produzca ese cambio, que empezó asignándole una mayor partida en el Presupuesto Nacional.
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Según lo que explicó el presidente Luis Abinader en su encuentro semanal con los medios en el Palacio Nacional, el gobierno continúa trabajando en la modernización de las estructuras educativa y de desarrollo humano para mejorar la formación de sus miembros, y por eso hay actualmente 4,132 policías en escuelas, de los cuales 1,027 se graduarán próximamente. “Eso es lo que queremos con todos estos procesos de reforma: obtener más recursos y tener una policía profesional, que es clave para la seguridad ciudadana y para la calidad de la vida”. Eso incluye, según el mandatario, un moderno sistema de carrera policial que premia el mérito, reconoce los derechos y promueve el crecimiento, con reglas claras para policías de base, mandos medios, y directivos.
No me sorprendería que usted piense, al igual que yo, que todavía falta mucho para que veamos en la calle a ese policía, que sin duda necesitamos y merecemos, hacia el que apuntan los esfuerzos y recursos del gobierno. Que por eso mismo debe estar consciente de que más que un nuevo uniforme, lo que necesitamos es un nuevo policía.