Los turistas que visitan los montes de Ba Na, en el centro de Vietnam, pueden sentirse sujetos por los dioses al pasear por el Puente de Oro, una pasarela colgada del abismo y sostenida por enormes manos abiertas hacia el cielo que parecen brotar de la montaña.
Desde su apertura el pasado junio, esta estructura de 150 metros de largo erigida a 1.400 metros de altitud cerca de la ciudad de Danang ha atraído a miles de turistas y curiosos que la han convertido en fenómeno viral.
«Estoy muy sorprendido de que haya recibido tanta atención. Nunca me había pasado esto», comenta a Efe, algo abrumado, Vu Viet Anh, arquitecto de la empresa TA Corporation, encargada del diseño.
Aunque las manos tienen la apariencia de roca cubierta de musgo, como si llevaran allí siglos expuestas a los elementos, Anh aclara que están hechas de acero y fibra de vidrio, mientras el puente dorado (‘cau vang’ en vietnamita, también traducido como ‘puente de oro’) es de acero inoxidable.
«Las manos simbolizan al dios de la montaña sacando una veta de oro de sus entrañas. Cuando diseñamos el proyecto queríamos que el tema paisajístico fuera el dios de la montaña. No es el dios de ninguna religión concreta», dice.
El puente también se ha convertido en un imán para fotógrafos como Dai Ngo, que viajó allí en julio desde Ho Chi Minh (antigua Saigón) para tomar imágenes prenupciales de una pareja y se quedó impresionado por la singularidad del paraje.
«Es un lugar a mitad de camino entre la tierra y el cielo, cuando fui sentí euforia y también que estaba en un lugar sagrado. El cambio constante del clima, con lluvia, sol, viento, crea muchas emociones. Es un lugar para soñar», asegura.
Las manos que sostienen el puente con el índice y el pulgar son la parte más espectacular, pero los más de 10.000 visitantes que visitan cada día el complejo turístico también pueden contemplar la nariz, las piernas, los ojos y las orejas de la deidad.
Esta antigua estación de montaña creada por los colonos franceses en 1919 atrae a 3,7 millones de turistas anuales, en su mayoría chinos, que quedan deleitados por la espectacularidad del paisaje natural, las figuras de cera de celebridades y la visita a un remedo de castillo medieval en lo alto del monte.
Desde 2013 las visitas se han multiplicado gracias a la construcción del teleférico sin paradas más alto y largo del mundo según el libro Guinness, con 5,8 kilómetros de largo y 1.368 metros de alto.
La obra del teleférico fue adjudicada a la empresa Sun Group, la misma encargada de construir el puente dorado y de acometer la siguiente fase del proyecto diseñado por Vu Viet Anh y su equipo: otro puente sobre el abismo que evoca un largo cabello de hada ondulado por el viento.